Bien estirados

Ángelo pateó una piedra en el pavimento.

—¿Te conté que no puedo irme a vivir con mi papá? —le preguntó a su amigo Tato—. Tengo que quedarme con mi mamá —el niño suspiró—. Papá siempre se tomaba el tiempo para hacer cosas conmigo, ya sabes, cosas de chicos. Ahora solo podré estar con él cada dos semanas.

—Bueno, todavía puedes llamarlo y escribirle mensajes de texto, ¿verdad? —preguntó Tato—. Todavía tienes mucho por agradecer.

Mientras Tato hablaba, Ángelo notó que le brillaban los ojos. «¿Acaso esas son lágrimas en los ojos de Tato?», se preguntó. Al pensar en ello, se dio cuenta de que nunca había oído a su amigo hablar sobre su padre—. ¿Tu papá vive contigo?

Tato negó con la cabeza.

—Mi papá murió —dijo en voz baja.

—¡Oh! Lo siento —expresó Ángelo, sin saber qué más decir.

Los niños se quedaron en silencio por un rato.

—Ha sido difícil y extraño mucho a mi papá —confesó finalmente Tato—. Pero un día mamá me ayudó a entender cómo ella lidia con eso. Yo tenía una guitarra de juguete que hice, estirando banditas elásticas en una caja larga. Cuando rasgaba los elásticos, hacían diferentes sonidos, dependiendo de cuán estirados estaban —el niño hizo una pausa y Ángelo lo miró con curiosidad—. Algunas de las banditas calzaban fácilmente en mi caja —continuó Tato—, pero otras estaban apretadas y tenía que estirarlas para que pudieran rodear el cartón. Algunas incluso se rompieron.

—¿Y qué tiene que ver eso con extrañar a tu papá y seguir adelante sin él? —preguntó Ángelo.

—Mamá señaló que, cuando rasgaba mi guitarra de juguete, las banditas que se sentían muy apretadas formaban notas musicales diferentes que las que estaban más sueltas. Ella dijo que la vida también es así y, cuando suceden cosas malas, estamos estirados como esas banditas elásticas pequeñas. Puede que nos duela, pero todavía podemos hacer música durante los tiempos difíciles de nuestras vidas, porque Jesús está con nosotros. Él entiende lo que estamos viviendo porque también sufrió. No tenemos que rendirnos y rompernos —Tato miró a su amigo—. Mamá y yo decidimos confiar en Jesús. Él está con nosotros durante las partes difíciles de nuestras vidas. Oro para que tú también puedas hacer lo mismo.

NANCE E. KEYES

CONFÍA EN DIOS EN LOS TIEMPOS DIFÍCILES

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 40:1

ESPERÉ PACIENTEMENTE AL SEÑOR, Y ÉL SE INCLINÓ A MÍ Y OYÓ MI CLAMOR.

¿Te han pasado cosas difíciles en la vida? ¿La muerte de alguien que amas, un divorcio en tu familia, mudarte lejos de tus viejos amigos, un tiempo difícil en la escuela? Jesús entiende tu dolor y promete que estará contigo. Debido a que Él sufrió y murió para salvarnos, tenemos esperanza porque sabemos que pasaremos la eternidad con Él. Confía en que Jesús formará una bella canción que apunte a Su amor y fidelidad, incluso en los tiempos difíciles.

Clave de Hoy
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