Bebé llorón
“¡No puedo creer que Caleb esté llorando de verdad!”, comentó Gustavo con repulsión. “¿Por qué tiene que ser tan llorón como un bebé?” El niño tomó una de las galletas de Navidad que acababa de decorar y le dio un mordisco.
“El mejor amigo de Caleb acaba de mudarse a otro estado. Han sido amigos desde el jardín de niños. Jugaron en los mismos equipos e hicieron casi todos juntos”, explicó su mamá mientras ponía otra tanda de galletas en el horno. “Caleb es tu hermano. Deberías sentir más compasión por él”.
“También es un niño de 10 años que no debería llorar como una nena”, opinó Gustavo mientras se servía un vaso de leche. “Sé que está bajoneado por eso, pero los niños no deberían llorar”.
“Hijo, ¿quién dices siempre que es tu personaje favorito de la Biblia?”, preguntó mamá.
“¡David, por supuesto! ¡Él siempre era valiente y fue un poderoso rey guerrero!” Gustavo se dio golpes en el corazón con su puño derecho.
La madre tomó su celular y buscó un pasaje de la Biblia. “Por favor, léeme Primero de Samuel 20:41”, le indicó sonriendo. “Se trata de cuando David se fue a vivir lejos de su mejor amigo”.
El niño tomó el teléfono y leyó en voz alta. “Cuando el muchacho se fue, David se levantó del lado del sur, y cayendo rostro en tierra, se postró tres veces. Y se besaron el uno al otro y lloraron juntos, pero David lloró más”.
“Si sigues leyendo el libro de Samuel, encontrarás otros ejemplos en donde tu poderoso rey guerrero David lloró. Además, lloraba abiertamente, sin avergonzarse… y no es el único. Jesús también lloró cuando Su amigo Lázaro murió, a pesar de que estaba a punto de traer al hombre de vuelta a la vida”. Mamá deslizó otra bandeja de galletas en el horno. “Dios nos dio nuestras emociones, hijo. No está mal llorar, es la forma en que procesamos cómo nos sentimos cuando algo nos duele. Jesús promete que estará con nosotros en nuestro dolor, y puedes mostrarle a tu hermano que también estás a su lado”.
Gustavo suspiró y se puso de pie. “Por favor’, pásame dos galletas más”.
“Me parece que ya has comido suficiente”, afirmó su madre.
“No son para mí. Se las llevaré a Caleb”.
Con una sonrisa, mamá asintió y le dio tres galletas… dos para Caleb y otra para él. — SALLY MATHENY
NO ES MALO LLORAR
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:15
GÓCENSE CON LOS QUE SE GOZAN Y LLOREN CON LOS QUE LLORAN.
¿Te molesta que otra persona llore? Dios nos creó para que tengamos emociones y llorar es una manera saludable de liberar esas emociones. Puedes leer en la Biblia sobre muchas personas que lloraron, incluyendo a Jesús (Juan 11:35). Dios ama a Sus hijos y se preocupa cuando algo les duele. Pídele a Dios que te ayude a mostrar compasión a otros cuando estén tristes y que te haga sentirte mejor cuando tengas que compartir tus propias emociones.
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