Apacentar el rebaño
—Buenos días, Enriqueta —le dijo Iván a su oveja cuando entró al corral cercado—. Ven, tengo que cepillarte tu piel lanuda. Vas a ganar ese listón azul en la feria en un par de semanas.
Iván se puso a trabajar y se puso a acicalar a Enriqueta hasta que su madre lo llamó para el almuerzo.
—Enriqueta ganará el listón azul, mamá. Simplemente lo sé —afirmó el niño antes de morder su sándwich.
La madre sonrió.
—Es probable que sí —respondió—. Por cierto, ¿has conversado con Sebastián para ver si irá a la iglesia con nosotros mañana?
Iván negó con la cabeza.
—No, pero recibió la salvación la semana pasada, así que no importa —el niño caminó hacia la puerta—. Voy a ver qué está haciendo Enriqueta.
Cuando Iván llegó al corral, vio que la puerta estaba abierta y la oveja no estaba.
—¡Mamá! —gritó después de correr a la casa—. ¡Enriqueta se escapó! ¿Me ayudarías a encontrarla?
La madre salió rápidamente y juntos se pusieron a buscar a la oveja de Iván.
—¡Enriqueta! ¡Casi muero de la preocupación! —exclamó el niño cuando la encontraron en un campo cercano, en medio de unas enredaderas espinosas que se quedaron atascadas en su lana—. Te tenía tan limpia y cepillada. ¡Pero mírate ahora!
Mamá miró atentamente a la oveja.
—El hecho que Enriqueta haya estado limpia y cepillada no significa que tu trabajo con ella esté terminado. Todavía sigue creciendo y aprendiendo —la madre vio a su hijo—. Ella me recuerda mucho a tu amigo Sebastián.
—¿A Sebastián? —Iván estaba confundido—. ¿A qué te refieres? No creo que él salga a divagar por el campo ni que tenga espinas en su cabello.
—Enriqueta necesita cuidado y guía, aun después de haber sido bañada y alimentada —explicó mamá—. Y Sebastián, aunque ya es salvo, también necesita cuidado y guía. Le hace falta estar rodeado de personas que puedan recordarle del amor y el perdón de Dios, que lo guíen en su vida cristiana. Jesús no nos deja solos después de lavar nuestros pecados y hacernos nuevos; Él sigue cuidando de nosotros y enseñándonos a lo largo de nuestras vidas. Una manera en que el Señor nos cuida es a través de otros cristianos.
Iván asintió lentamente.
—Iré a la casa de Sebastián en mi bicicleta para preguntarle si quiere ir a la iglesia con nosotros, ¡pero antes tengo que llevar a esta oveja a su corral!
DOLORES A. LEMIEUX
AYUDA A LOS NUEVOS CRISTIANOS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 10:24-25
CONSIDEREMOS CÓMO ESTIMULARNOS UNOS A OTROS AL AMOR Y A LAS BUENAS OBRAS, NO DEJANDO DE CONGREGARNOS…
¿Animas a otros niños que ya son salvos para que asistan a la iglesia? ¿Los invitas a acompañarte al club de Biblia? ¿O crees que los nuevos cristianos pueden cuidarse solos? Todos los creyentes necesitamos ayuda y guía unos de otros, para que podamos aprender más sobre Jesús y crecer en nuestra relación con Él. Puedes ayudar a quienes son nuevos en la fe para que se sientan bienvenidos en la iglesia, y que así puedan recibir el cuidado y la guía que necesitan.
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