Antes que sea demasiado tarde

Cuando Renata llegó a su casa, después de la escuela, su madre estaba trepada en una escalera, cambiando una bombilla de luz en el pasillo.  “Tengo un nuevo aprecio por las bombillas”, comentó mamá con una sonrisa.  “No me había dado cuenta de lo oscuro que puede ser este pasillo hasta que se quemó el foco”.

Renata suspiró mientras guardaba sus libros.  “La abuela de Anita falleció ayer”, dijo seriamente.

“Oh, lo siento”, expresó mamá.  “Anita debe estar muy triste”.

“Sí, está triste, especialmente porque no habían ido a visitar a su abuela en mucho tiempo, pero ahora es demasiado tarde”.  Las lágrimas llenaron los ojos de Renata.  “Algún día mi abuela también morirá”.

Su madre la rodeó con el brazo.  “Echamos de menos a nuestros seres amados cuando nos dejan, pero la abuela conoce a Jesús, entonces sabemos que algún día la volveremos a ver”.

“Eso ya sé, pero…”  Renata hizo una pausa.  “No quiero lamentarme por no haber pasado más tiempo con mi abuelita.  Sé que a ella le encanta cuando voy a visitarla para jugar juegos de mesa con ella, y quiero hacerlo con más frecuencia.  Es solo que últimamente he pasado tan ocupada”.

Mamá asintió.  “Es fácil que demos por sentadas las cosas, o las personas”, afirmó, sosteniendo la bombilla quemada.  “A menudo no nos damos cuenta de cuánto significan para nosotros hasta que ya no están.  Pero cuando recordamos lo importantes que son las personas para Jesús y que nuestros seres amados son un regalo de Él, eso nos ayudará a mostrarles nuestro amor y aprecio”.

Renata hizo un gesto afirmativo.  “Bueno, no volveré a tratar a las personas como si fueran bombillas”, señaló.

Mientras hablaba, la hermanita de Renata entró a la habitación.  “¿Tratar a las personas como si fueran bombillas?”, preguntó Julia.  “¿Cómo haces eso?”

“Al no valorar a las personas, y no quiero volverlo a hacer”, declaró Renata.  “Voy a pasar más tiempo con mi familia”.

Su madre sonrió.  “Nunca te arrepentirás de esa decisión”.

“¿Eso significa que jugarás conmigo a la fiesta de té?”, preguntó Julia con esperanza.

“Ahora no, quiero…”  Renata se tapó la boca con la mano.  “O sea, sí, bueno, jugaré contigo, Julia.  Pero primero quiero llamar a la abuela y decirle que iré a visitarla el sábado para jugar con ella.  ¿Está bien, mamá?”

“¡Muy bien!”, indicó la madre.  “Dile que iremos todos”.  —  KAREN E. COGAN

DEMUESTRA TU AMOR HOY

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 15:12

ESTE ES MI MANDAMIENTO: QUE SE AMEN LOS UNOS A LOS OTROS, ASÍ COMO YO LOS HE AMADO.

¿Muestras tu amor y aprecio por la familia y amigos que Dios te ha dado?  No los des por sentados.  Tómate unos minutos para pensar en las maneras en que puedes mostrar tu amor por tus abuelos, tus padres, hermanos y amigos.  Son regalos especiales de Dios y Él los puso en tu vida para que puedan demostrarse Su amor unos a otros.

Clave de Hoy
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