Amigos por correspondencia
“¡Este semestre vamos a tener amigos por correspondencia como proyecto para una de nuestras clases!”, Morelia les contó a sus padres. “Cada estudiante recibió el nombre de un niño de nuestra edad en otro estado y se supone que debemos intercambiar cartas, cartas reales, no mensajes de texto, ni correos electrónicos, ni cosas de ese tipo. Mi amiga por correspondencia se llama Rosita”.
Morelia se sentó esa tarde y escribió su primera carta para Rosita. Le contó todo de su vida, su familia y su iglesia. Pocos días después llegó una respuesta de Rosita. Incluía una fotografía y hablaba sobre la familia numerosa de Rosita y su casa en el campo. Su amiga también mencionó que en su casa no iban a la iglesia.
Durante los meses siguientes, Morelia y Rosita se escribieron muchas cartas. Entonces, una tarde, Morelia entró corriendo en la cocina mientras sostenía una carta en su mano. “¡Mamá! ¡Mamá! El papá de Rosita viene a la ciudad en un viaje de negocios y viene también con ella. ¿Puede quedarse con nosotros ese fin de semana? ¡Por favor!”
La mamá se rio. “Claro que sí, hijita. Está bien, si su papá le da permiso”.
Rosita llegó a la casa de Morelia un par de semanas después y las dos niñas la pasaron muy bien juntas. Cada noche, después de la cena, su papá leía unos versículos de la Biblia. Una noche, leyó un pasaje en el que se refería a Abraham como amigo de Dios.
“Señor Durán”, comentó Rosita, “no sé quién es Abraham, pero ¿cómo pudo ser amigo de Dios? No podemos ver ni oír a Dios, entonces, ¿cómo puede alguien ser Su amigo?”
“Dime una cosa, Rosita”, le dijo el padre. “Antes de que vinieras, tú y Morelia nunca se habían conocido. Sin embargo, parece que son buenas amigas. ¿Cómo es eso posible?”
“Bueno, Morelia me contó de su vida en las cartas”, contestó Rosita. “Entonces, cuando vine a visitarla, sentía que ya la conocía”.
“Mira, Dios también nos ha escrito una carta: la Biblia. Este libro nos dice cómo es Dios y que Él nos ama a todos nosotros. Cuenta la historia de Jesús, el Hijo de Dios, que murió por nosotros, para que podamos llegar a ser amigos de Dios y conocerlo personalmente, a pesar de que no podamos verlo”.
Rosita meditó en esas palabras y luego vio a Morelia. “Sin duda estoy muy feliz de haber podido conocer a Morelia”, afirmó. “Creo que me también me gustaría conocer más sobre Jesús”. –
JAN HANSEN
PUEDES CONOCER A DIOS POR FE
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 1:8 (NVI)
USTEDES LO AMAN [A JESÚS] A PESAR DE NO HABERLO VISTO; Y, AUNQUE NO LO VEN AHORA, CREEN EN ÉL.
¿Eres un amigo o una amiga de Dios? A pesar de que no puedas verlo, puedes aprender sobre Él al leer la Biblia, Su carta para ti. Puedes convertirte en su amigo o amiga al confiar en Jesús. (Haz clic aquí para que conozcas acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti). Puedes tener fe en que Él te ha dado vida eterna y siempre estará contigo. ¡Y puedes esperar con todo el corazón el día en que lo verás cara a cara y vivirás con Él para siempre!
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