Alimentos en la despensa

Ariana entró tambaleándose a la despensa comunitaria, llevando la última bolsa de víveres.  Su clase de escuela dominical había lavado automóviles todo el día, a cambio de donaciones de alimentos.  Mientras guardaba la comida enlatada, se sintió bien al ver la gran cantidad de alimentos en las repisas.  “Ahora nadie tendrá hambre”, le contó a su amiga, Bertha, cuando se unieron al grupo para regresar a la iglesia.

Cuando Ariana llegó a casa, encontró a su mamá en la cocina.  “Hubieras visto toda la comida que recogimos”, comentó alegremente.  “Es como la despensa de nuestra casa cando encuentras muchas cosas de oferta”.

Su madre sonrió.  “Recolectar esa comida valió la pena.  Me alegra que hayas dedicado tiempo para eso.  Y me alegra también que aprecies los alimentos de nuestra despensa”.  Mamá apretó cariñosamente el hombro de su hija.  “Solo piensa en toda la comida que hay en nuestra despensa.  ¿Qué pasaría si nos alegrara tenerla, pero nunca la comeríamos?”

“Eso no puede pasar”, aseguró Nino, el hermano de Ariana, que acababa de entrar.  El niño rio.  “¡Nos gusta demasiado la comida!”

Ariana rio también.  “Si nunca comiéramos estos alimentos, estaríamos con mucha hambre, pero Nino tiene razón.  Eso nunca pasaría”.

“No”, su madre estuvo de acuerdo, “y eso es bueno, porque nuestros cuerpos necesitan comida para crecer y estar fuertes.  Necesitamos la nutrición física.  Pero me pregunto si recordamos que necesitamos también alimentarnos espiritualmente.  La Biblia es como nuestra despensa.  Está llena de alimento, alimento espiritual.  Nos enseña acerca de Jesús y de cómo Él nos salva del pecado.  Dios usa Su Palabra para animarnos y ayudarnos a crecer.  Podemos alegrarnos porque tenemos la Palabra de Dios, pero si nunca la ‘comemos’, es decir, le leemos y estudiamos, no nos puede alimentar”.

Ariana asintió. “Eso nunca debería pasar, ¿verdad?”

“No”, contestó Nino.  “Necesitamos la comida espiritual, por no lo que podemos dejar de alimentarnos de la Palabra, ¿cierto?”

“Así es”, afirmó mamá.  “La comida física es importante, pero asegurémonos de recordar que la comida espiritual es también importante”.  —  KAREN E. COGAN

ALIMENTA TU ALMA

VERSÍCULO CLAVE: MATEO 4:4

NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS.

¿Cuál es tu comida favorita?  ¿Es un plato fuerte o algún bocadillo especial que disfrutes?  ¿Tienes también una comida espiritual favorita, tal vez un pasaje de la Biblia que te guste de manera especial o un versículo en el que medites con frecuencia?  El alimento tanto físico como espiritual es importante.  Disfruta de tu desayuno, almuerzo y cena, pero no te olvides de alimentarte espiritualmente también.  Lee la Biblia y piensa en lo que Jesús ha hecho por ti.  Pídele a Él que te alimente, que te enseñe, en Su Palabra.

Clave de Hoy
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