Ajustes

—Buenos días, señor Andrade —saludó Thiago mientras caminaba por los jardines de su bloque de apartamentos. Su vecino estaba regando florecitas rosadas y blancas sembradas en cajón.

—Hola, Thiago —respondió el anciano—. ¿Ya te acostumbraste a vivir en la gran ciudad?

Thiago puso su mochila en el suelo antes de responder.

—No, en realidad, no. Quisiera que no hubiéramos tenido que dejar nuestra casa en la costa. Me hace falta nadar en el mar.

—Aquí también puedes nadar, ¿sabes? —le recordó el señor Andrade mientras empezaba a regar las plantas que había en una urna grande.

—Lo sé. Eso dice Samuel, un compañero de clase en la escuela. Pero el único lugar donde se puede nadar aquí es en la piscina municipal. ¡Fui con él un día y había tanta gente que no fue divertido! No hay nada como nadar junto a una playa con arena en el calor del sol.

—Parece que debes hacer un ajuste —sugirió el señor Andrade.

Thiago suspiró.

—¿Y si no quiero?

—Yo tampoco quería. Antes de mudarme a este apartamento, solía tener un jardín muy grande en una casa fuera de la ciudad. Cuando me mudé acá, traté de sembrar en el lado norte de este conjunto residencial las mismas flores que tenía en mi jardín grande y soleado. La mayoría de ellas murieron o crecieron débiles y nunca florecieron.

—Sus flores se ven bien, en mi opinión —comentó Thiago, al ver las cajas y urnas que iluminaban el lugar con muchos colores.

—Es porque me ajusté a mi nueva situación y sembré flores que crecen en la sombra —explicó el señor Andrade—. Aprendí que Dios creó más de un tipo de flores hermosas. Y puede que tú descubras que Dios tiene cosas buenas que desea que tú experimentes aquí, que no tendrías allá en la costa.

—Usted suena como mi maestra de la escuela dominical —ella siempre nos dice que, si conocemos a Jesús, podemos tener contentamiento, sin importante dónde estemos o qué cosas tengamos.

—Bueno, ella tiene razón —afirmó el señor Andrade—. Jesús nos ha dado vida eterna y promete que estará con nosotros en toda situación y, por esa razón, podemos tener contentamiento. Confía en que Él te ayudará a ajustarte a tu nueva situación. Dale un tiempo y puede que aprendas a que te guste la vida en la ciudad, así como he aprendido a que me gusten las begonias y las hortensias.

RUTH MCQUILKIN

APRENDE A HACER AJUSTES

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 4:11

HE APRENDIDO A CONTENTARME CUALQUIERA QUE SEA MI SITUACIÓN.

¿Tienes que ajustarte a algo nuevo, como un nuevo hogar, una nueva escuela o un nuevo miembro en tu familia? Si solo ves las cosas malas en tu nueva situación, perderás de vista las cosas buenas que Dios tiene para ti. La Biblia nos dice que, con Jesús, podemos estar contentos en cualquier situación. Confía en que Él te mostrará algo bueno en tu nueva situación y te ayudará a hacer cualquier ajuste que sea necesario.

Clave de Hoy
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