Adiós y hola
—¡Lucy! ¡Deja de ladrar! —regañó Oliver mientras cargaba a la enérgica cachorrita terrier en sus brazos para luego salir corriendo a la ventana—. ¡Tal vez Jacob llegó ya! —el niño espió y después negó con la cabeza, decepcionado—. Es solo el cartero —le dijo a su madre.
—Bueno, tu hermano llegará pronto —le aseguró mamá mientras le daba los últimos toques a un pastel de chocolate—. Mientras tanto, ¿podrías ir a traer el correo?
Cuando Oliver salió para revisar el buzón, su hermana, Judit, estaba poniendo los últimos dos platos en la mesa del comedor.
—Mamá —dijo con un suspiro—, me siento un poco extraña. ¡Estoy triste y feliz al mismo tiempo! Me emociona ver a Jacob y oír sus historias sobre la vida en la universidad, pero estoy triste porque la razón por la que viene a visitarnos es para asistir al funeral de la abuela —las lágrimas brillaban en sus ojos.
Su madre se acercó para abrazar a su hija.
—Te entiendo, corazón. ¡Yo amaba tanto a tu abuelita y la echaré mucho de menos! Pero, así como tú, estoy ansiosa por ver a Jacob entrar por esa puerta y decir «hola».
—«Hola» es una palabra mucho más alegre que «adiós», ¿no crees? —opinó Judit.
Mamá asintió.
—Solo piensa en una cosa: hace muchos años, tu abuelita confió en Jesús como su Salvador, entonces, aunque ahora le decimos adiós, ella le dice hola a Jesús en el cielo… y al abuelo, así como a otros parientes y amigos que se fueron al cielo antes que ella —la madre hizo una pausa y se secó una lágrima.
En la cara de Judit se dibujó una pequeña sonrisa mientras se imaginaba a su abuela en el cielo con Jesús y con las personas a las que amaba y que no había visto en mucho tiempo.
—Nos uniremos a ellos algún día, ¿verdad? —preguntó—. Entonces les volveremos a decir «hola».
Mamá hizo un gesto con su cabeza.
—Sí, así es. Y a pesar de que ahora no podemos ver a Jesús, Él está con nosotros. El Señor entiende la tristeza que sentimos por haber perdido a la abuelita y nos ayudará a decirle adiós hasta que podamos volverle a decir hola.
—¡Mira, mamá! —exclamó Oliver, quien entró corriendo por la puerta—. No tuve que ir al buzón. ¡Jacob sacó el correo antes que yo llegara! —su hermano entró en la sala con una sonrisa, mientras mamá y Judit se acercaron para envolver a Jacob con fuertes abrazos. — LINDA R. STAI
JESÚS DA LA BIENVENIDA A LOS CRISTIANOS EN EL CIELO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 116:15
ESTIMADA A LOS OJOS DEL SEÑOR ES LA MUERTE DE SUS SANTOS.
Te sientes triste cuando muere una persona que amas, ¿verdad? Eso es natural, le echarás de menos. Pero aun si estás triste, también puedes estar feliz por los que conocen a Jesús. Para ellos, la muerte es más que decir adiós a los seres queridos que quedan atrás. También significa decirle hola a Jesús y a todos los que se han ido al cielo antes que ellos. Confía en que Jesús te ayudará a decir adiós, porque sabes que un día podrás decirle «hola» al Señor y a todos tus seres queridos que han puesto su confianza en Él.
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