Aceptar ayuda

Alma estaba sentada en su escritorio, haciendo la tarea de matemáticas, cuando entró su hermanita.  “Yo también quiero escribir números”, balbuceó Noemí, que tenía cuatro años.  Sonriente, Alma escribió los números del uno al diez en una hoja de papel.  Luego tomó la mano de Noemí y le ayudó para que empezara a escribir.  “Uno… dos…”

Noemí se soltó de la mano de su hermana.  “¡Yo puedo sola!”

“Está bien”, dijo Alma, volviendo a su tarea.  Acababa de terminar su último problema cuando Noemí empezó a llorar.  “¿Qué pasó?”, preguntó la niña.  Noemí empujó su papel.  Sus números estaban chuecos y muchos eran irreconocibles.  “Déjame ayudarte”, expresó Alma, agachándose para tomar nuevamente la mano de Noemí.

“¡No!”, Noemí retiró su mano, tomando el papel.  “Quiero hacerlo sola”.

“Está bien”, señaló Alma, “pero ya terminé mi tarea y voy a buscar algo para tomar.  Regreso en unos minutos”.

Alma se sirvió un vaso con agua y fue a la sala, donde su madre estaba arreglando la ropa limpia.  “Traté de ayudar a Noemí a escribir sus números, mamá, pero ella no me dejó.  Prefiere llorar porque no puede hacerlo, en lugar de permitir que yo le ayude”.

La madre sonrió.  “No siempre es fácil admitir que necesitamos ayuda con algo”, admitió, entregándole a Alma unas toallas para doblar.  “A veces nos parecemos mucho a Noemí.  Sus números no salieron bien porque no permitió que la guiaras, y nuestras decisiones no suelen salir bien cuando no permitimos que Jesús nos guíe”.

“¿Cómo puede Él guiarnos?”, preguntó Alma.

“A través de Su Palabra, a través de las indicaciones del Espíritu Santo en nuestras mentes y corazones, e incluso a través de personas que Él trae a nuestras vidas”, respondió mamá.  “Con frecuencia creemos que debemos hacer todo solos, pero eso es imposible.  Jesús es el que nos guía y nos ayuda a crecer.  Esa es la razón por la que Dios desea que llevemos todos nuestros problemas y luchas ante Él en oración, y que confiemos en que Él nos guiará y nos ayudará a hacer lo que es correcto en toda situación”.

“Me alegra que Jesús siempre esté ahí para ayudarnos”, comentó Alma mientras terminaba de doblar las toallas.  “Hablando de ayudar, voy a ver si Noemí cambió de opinión y ya no quiere escribir sola los números”.  – KAREN E. COGAN

NECESITAMOS LA AYUDA DE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 4:11

POR EL CAMINO DE LA SABIDURÍA TE HE CONDUCIDO, POR SENDAS DE RECTITUD TE HE GUIADO.

¿Dependes de Jesús mientras llevas a cabo tu vida cotidiana?  ¿O crees que puedes hacerlo todo por tu cuenta?  En medio de los problemas en casa, dificultades en la escuela, luchas con el pecado, Jesús quiere que lleves todas esas cosas ante Él en oración, en lugar de que trates de solucionar todo por tu cuenta.  Confía en que Él te guiará y te ayudará a hacer Su voluntad en cada situación.

Clave de Hoy
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