La búsqueda del tesoro
—Bueno, amiguito, mañana es tu último día de vacaciones con tu abuelito. ¿Qué te gustaría hacer? —le preguntó el abuelo a Evaristo mientras se sentaban juntos en el porche.
El niño acarició el perro de su abuelo, Bobby, mientras pensaba.
—¡Ya sé! —exclamó—. Vayamos a comer helado, ya sabes cuál me gusta, abuelo, el que tiene gomitas.
—Eso sí que será especial —respondió el abuelo—. No he visto esos helados en mucho tiempo, pero trataremos de encontrarlos.
Al día siguiente, después que Evaristo y su abuelo regresaron de un viaje para pescar, se alistaron para ir a buscar ese helado especial. La heladería del pueblo no lo tenía. Preguntaron en una tienda del centro comercial, pero ya no servían ese postre.
Mientras abuelo y nieto regresaban al automóvil, Evaristo dijo:
—Abuelo, en realidad no quiero rendirme. ¿Podemos seguir intentándolo?
El anciano sonrió.
—No nos vamos a dar por vencidos, amiguito. ¡Esto es importante! Seguiremos buscando.
Finalmente, el abuelo sugirió que buscaran en el supermercado. Allí, en el pasillo de comida congelada, Evaristo localizó su sabor favorito de helado con coloridas gomitas.
—¡Lo logramos! —gritó de emoción el niño.
Cuando llegaron a casa, el abuelo sirvió un plato de helado para cada uno y se sentaron en el porche, con Bobby acostado en medio de los dos.
—Nuestra aventura para encontrar este helado me hace acuerdo de una historia de la Biblia —comentó el abuelo—. La Biblia compara el Reino de los cielos con un tesoro escondido y una perla de gran precio. En la historia, Jesús cuenta que los hombres que buscaban esos tesoros vendieron todo lo que tenían para conseguirlos.
—Así como nosotros estuvimos dispuestos a visitar tantos lugares para encontrar este helado especial —agregó Evaristo.
El abuelo asintió.
—Conocer a Jesús y ser parte de Su Reino es un tesoro que vale más que cualquier otra cosa. Ya que has confiado en Jesús para que perdone tus pecados, hijo, has encontrado ese tesoro. Ahora estás en una aventura para obtener algo mejor que un helado, una aventura en la que cada vez conoces y amas más a Jesús.
—¿Una aventura? Abuelito, ¡creo que te refieres a la búsqueda de un tesoro! Ahora, ¿podrías, por favor, darme más de ese tesoro de helado? —preguntó Evaristo con una sonrisa.
ALLISON WILSON LEE
BUSCA EL TESORO DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:33 (PDT)
ASÍ QUE, PRIMERO BUSQUEN EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y DIOS LES DARÁ TODO LO QUE NECESITAN.
¿Alguna vez has buscado algo que deseabas con todas tus fuerzas? Dios quiere que lo busquemos así a Él. Podemos confiar en que el Señor proveerá lo que necesitamos cuando disponemos nuestros corazones para buscarlo primero a Él al conocerlo a través de la oración, de leer Su Palabra y de la comunión con otros seguidores de Cristo. Conocer a Jesús es el mejor tesoro de todos, y cuando buscamos crecer en nuestra relación con Él, el Señor llena nuestras vidas con la riqueza de quién es Él.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!