Noventa y nueve
La lluvia golpeaba la cara de Jacob mientras el niño trataba de montar su bicicleta. Tres cuadras más y estaría en casa. Sin embargo, parecía no llegar a ningún lado con el viento en contra. Él pedaleó con fuerza, pero no se movía rápido.
«Ni siquiera puedo ver bien», pensó Jacob, y finalmente se quedó a un lado de la calle. Había un árbol muy grande en la esquina y parqueó su bici debajo, para poder resguardarse de la lluvia. El niño tembló de frío mientras estaba quieto en ese lugar, con su camiseta y sus pantalones empapados. Si tan solo hubiera aceptado el ofrecimiento de la madre de su amigo, que quiso llevarlo a casa, en lugar de volver en su bicicleta. Él se sentó en el pasto mojado y se apoyó en el árbol. «¿Cuánto más durará esta lluvia?», pensó. «¿Y si sigue lloviendo así toda la noche?».
—Dios, por favor, ayúdame —susurró Jacob.
El niño había estado sentado ahí por largo rato cuando vio las luces de un automóvil en la calle. Un vehículo se estacionó junto a la vereda y los ojos de Jacob se llenaron de lágrimas de alivio cuando vio que era su padre.
—¡Hijo! —su papá corrió hacia él en medio de la lluvia.
Jacob lo abrazó.
—¡Viniste por mí!
—Por supuesto que sí —aseguró su padre—. La madre de tu amigo nos llamó cuando empezó a llover. Estábamos preocupados por ti.
—Gracias por encontrarme, papá.
—Con mucho gusto —su padre le sonrió—. Dejaría a las noventa y nueve por ti, lo sabes.
Jacob arrugó la ceja por un momento, pero después entendió.
—¿O sea, como en la Biblia?
Papá asintió mientras llevaba la bicicleta a su camioneta.
—Jesús cuenta la historia de un pastor que dejó a las noventa y nueve ovejas para encontrar a la que estaba perdida. Así es como el Señor nos ama como nuestro Buen Pastor. Cuando estábamos perdidos en la oscuridad del pecado, Él vino a buscarnos. Y también es así como yo te amo. Siempre vendré a ayudarte y Jesús siempre estará aquí para ti, cada vez que te sientas perdido o solo.
—Oré cuando estaba solo —le contó Jacob—. Y entonces Dios te envió.
Su padre sonrió.
—¿Ves? Dios estaba contigo. Él sabía que estabas en problemas y te ayudó.
Jacob se subió al calorcito de la camioneta y le sonrió también a su papá.
—Me alegra que tú y Dios se preocupen por mí.
BETHANY ACKER
DIOS SIEMPRE TE AYUDARÁ
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 41:10 (NVI)
ASÍ QUE NO TEMAS, PORQUE YO ESTOY CONTIGO; NO TE ANGUSTIES, PORQUE YO SOY TU DIOS. TE FORTALECERÉ Y TE AYUDARÉ; TE SOSTENDRÉ CON LA DIESTRA DE MI JUSTICIA.
¿Alguna vez te has sentido perdido, solo y asustado? ¿Clamaste a Dios y le pediste que te ayude? Jesús nos dice que Él es nuestro Buen Pastor, que vino a buscarnos y a ayudarnos cuando estábamos perdidos y solos, y promete que siempre estará con nosotros. Confía en que Jesús cuidará de ti y dale las gracias por tus padres y otros adultos en tu vida que te demuestran Su amor y cuidado, porque siempre cuidan también de ti.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!