Bolas de barro

Cecilia caminó junto a su madre de camino a una casa abierta en la escuela de su hermana, Carolina.

—¿Cómo encontraremos a Caro? —preguntó Cecilia.

—Dijo que estaría en su clase de cerámica —contestó mamá—, y me dio las indicaciones para llegar allá.

En pocos minutos encontraron el lugar donde Carolina estaba trabajando y se sentaron en silencio, en la parte de atrás del salón. El instructor de la clase estaba en su rueda de alfarería, demostrando cómo hacer un florero de arcilla. Los estudiantes observaron y después comenzaron a trabajar en sus propios proyectos.

—Carolina es buena, ¿verdad? —susurró Cecilia al ver cómo trabajaba su hermana mayor.

—Sí —aseguró su madre—. El florero que está haciendo se verá precioso lleno de flores.

Cecilia suspiró.

—Benjamín juega baloncesto, Silvia canta en el coro y Carolina hace cerámica. Pero yo, soy como… —la niña apuntó a algo que estaba en la mesa del instructor—. Soy como una de esas feas bolas de barro.

—Hija —indicó su madre con delicadeza—, el florero que Carolina está haciendo era una bola de barro como esas. Y también el que está haciendo el instructor. Esas bolas son la arcilla que el alfarero utiliza para hacer cosas hermosas.

Cecilia miró al instructor. Él formaba con sus hábiles dedos un florero alto.

—¡Imagina que esas bolas tan feas terminen así!

—¿Sabes? Todos somos como bolas de arcilla —afirmó mamá—. Por nuestra cuenta, no podemos hacer nada. Pero Dios es nuestro alfarero y Él nos moldea y nos forma hábilmente para que seamos útiles y hermosas. Solo debemos ser maleables y…

—¿Qué significa eso? —interrumpió Cecilia.

—¿Maleables? Eso significa blandas y fáciles de moldear —explicó la madre—. Si la arcilla es dura, también es difícil de moldear, y si somos obstinados y nuestros corazones están endurecidos, si insistimos en hacer las cosas a nuestra manera, en lugar de confiar en Dios, entonces Él necesita ablandar nuestros corazones antes de poder moldear nuestras vidas para formar algo hermoso —ella sonrió a su hija—. No eres una fea bola de barro. Eres un barro maleable. Conoces a Jesús, quien ha ablandado tu corazón con Su amor. Solo sé paciente y poquito a poquito Dios comenzará a mostrarte para qué te está moldeando.

TANYA FERDINANDUSZ

DEJA QUE DIOS TE FORME

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 64:8

OH, SEÑOR, TÚ ERES NUESTRO PADRE, NOSOTROS EL BARRO, Y TÚ NUESTRO ALFARERO; OBRA DE TUS MANOS SOMOS TODOS NOSOTROS.

¿Tu corazón es maleable? ¿Estás confiando en que Dios te guiará para que hagas lo que Él desea hacer en tu vida? Quizá sientas que eres menos importante cuando otras personas hacen lo que no puedes hacer, pero lo importante es que te dediques a lo que Dios quiere que hagas. El Señor te creó y te ama, y puedes confiar en que Él moldeará tu vida en algo hermoso. Permite que Él te forme para convertirte en la persona que Él quiere que seas.

Clave de Hoy
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