No es solo un disfraz
—¡Mírenme! ¡Soy un repartidor de periódicos! —Renzo daba brincos por toda la sala vestido con un atuendo que incluía una gorra café, un chaleco gris y un bolso que contenía periódicos viejos.
—Sin duda, pareces un repartidor de periódicos —afirmó papá—. ¿Para qué es esto? ¿Una fiesta de disfraces o algo?
Renzo asintió.
—Sí, nuestra clase de historia tendrá una fiesta de disfraces el viernes, y hay un premio para el mejor disfraz. Decidí vestirme como repartidor de periódicos de los años 1800. ¿No crees que me veo exactamente como uno de ellos? ¡Espero ganar ese premio! —el niño hizo una mueca y se sacó los zapatos—. ¡Ay! ¡Estos zapatos duelen!
—Bueno, si quieres ser realista, eso está bien —comentó su padre—. Durante ese tiempo, los repartidores de periódicos eran muy pobres y muchos eran huérfanos sin hogar, así que probablemente no les quedaban muy bien los zapatos. No siempre tenían un techo sobre sus cabezas ni tres comidas al día tampoco. Si no ganaban el dinero suficiente vendiendo periódicos, pasaban hambre.
—Guau —expresó Renzo—. No sabía que la vida era tan difícil para ellos. No quiero convertirme en un repartidor de periódicos de verdad. Solo quiero fingir que soy uno.
—Es lo que pensé —papá sonrió—. Pero ¿sabes una cosa? ¡Jesús sí se convirtió de verdad!
—¿De qué estás hablando? —preguntó Renzo—. Jesús nunca fue un repartidor de periódicos.
—No, no se convirtió en un repartidor de periódicos —aseguró su padre—. Pero cuando vino a la tierra, Jesús se hizo humano, un humano de verdad, igual que todos nosotros. Él no se puso un disfraz para fingir que era un hombre. Seguía siendo Dios, pero también se hizo hombre, igual que cualquier otro, excepto que Él nunca pecó. Es difícil para nosotros entender cómo eso es posible, pero es una de las cosas maravillosas acerca de Jesús. Debido a que Él realmente se hizo un humano de verdad, sabemos que nos entiende y le importan las situaciones que afrontamos.
—Sería difícil no tener un hogar ni comida suficiente —señaló Renzo—. Y supongo que debe haber sido difícil para Jesús dejar el cielo para venir a vivir en la tierra.
—Estoy seguro de ello —opinó papá—. Recuerdo una vieja canción que habla sobre la enorme diferencia entre la tierra y las glorias del cielo que Jesús dejó. Un verso dice: «Solo Su gran, eterno amor hizo que mi Salvador viniera». ¡Tenemos tanto por agradecer al Señor!
TANYA FERDINANDUSZ
JESÚS ENTIENDE
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 4:15 (NTV)
NUESTRO SUMO SACERDOTE [JESÚS] COMPRENDE NUESTRAS DEBILIDADES, PORQUE ENFRENTÓ TODAS Y CADA UNA DE LAS PRUEBAS QUE ENFRENTAMOS NOSOTROS, SIN EMBARGO, ÉL NUNCA PECÓ.
¿Sientes que nadie entiende lo que estás viviendo? Jesús sí te entiende. A pesar de que Jesús es completamente Dios, también se hizo completamente humano. Entonces, cuando sientes la tentación de pecar o cuando otros niños se burlan de ti por ser cristiano o cuando te sientes solo y excluido, debes saber que Jesús entiende exactamente cómo te sientes. Depende de Jesús para que te ayude a salir adelante en cualquier situación.
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