La hijita de papá
—Mamá, ¿a quién me parezco? —preguntó Avelina mientras su madre le hacía trenzas en el cabello.
—¿A quién te pareces? —repitió mamá—. Bueno, veamos —la madre haló con delicadeza el cabello de Avelina—. A un pato —respondió.
—¿Me parezco a un pato? —preguntó.
La madre rio y después miró fijamente a las dos caras reflejadas en el espejo.
—De hecho, esa es una pregunta muy fácil. Te pareces mucho a tu padre, cada día más —el padre de Avelina había muerto cuando era muy pequeña—. Me recuerdas mucho a tu papá. No solo te pareces a él en su apariencia; también actúas como él. Comes rápido, como él lo hacía —bromeó mamá mientras caminaban a la cocina para preparar el desayuno.
—¿No te parece raro que, aunque casi no conocí a mi papá, me veo y actúo como él? —preguntó Avelina mientras ponía la mesa—. Siempre dices que me gustan las mismas comidas que a él le gustaban, los espárragos, las remolachas, ¡incluso los sándwiches con pepinillos y mantequilla de maní! Me pregunto cómo me parezco tanto a mi papá si él no está aquí como para que lo copie.
—Creo que haces esas cosas de manera natural porque tu papá es parte de ti. Él te heredó algunas de sus características, como papilas gustativas parecidas —dijo mamá mientras servía jugo de manzana—. También actúas como él de otras maneras porque has oído historias sobre tu papá y empezaste a hacer algunas de las mismas cosas que él solía hacer, por ejemplo, ver cuántos automóviles antiguos podemos encontrar en un viaje por tierra —ella sonrió a Avelina—. Algo parecido sucede cuando alguien se convierte en un hijo o hija de Dios.
—¿Te refieres a que, debido a que es nuestro Padre celestial, a quien no lo vemos del mismo modo que no veo a mi papá? —preguntó Avelina.
Su madre asintió.
—No vemos a Dios, pero actuamos como Él porque el Espíritu Santo, que es Dios, vive en nosotros. Leemos sobre Dios en la Biblia y vemos adelantos de Él en las vidas de otros cristianos. Y hablamos de lo que Él hace en nuestras vidas —mamá apretó la mano de su hija—. ¡Con la ayuda de Dios, podemos ser cada vez más parecidas a nuestro Padre celestial cada día!
DAWN E. MALONEY
VIVE COMO UN HIJO O HIJA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:1 (NTV)
POR LO TANTO, IMITEN A DIOS EN TODO LO QUE HAGAN PORQUE USTEDES SON SUS HIJOS QUERIDOS.
¿Pueden las demás personas darse cuenta de que Dios es tu Padre por la forma en que vives? ¿Tus palabras y acciones hacen que sea fácil que las personas te identifiquen como un hijo o hija de Dios? La lectura bíblica de hoy enumera una lista de cosas que describen cómo deberían vivir los hijos de Dios. Confía en que el Señor desarrollará estas características en tu vida, para que los demás puedan ver a tu Padre celestial en ti.
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