Vientos cambiantes
—¡Miren el viento! —exclamó Claudia al mirar por la ventana—. Los árboles se mecen de un lugar a otro, y algunas ramas se están rompiendo.
—¡Guau! ¡En verdad está soplando muy fuerte! —comento Beto cuando entró en la habitación—. ¡Nunca había visto tanto viento!
Papá se acercó para acompañarlos en la ventana.
—En realidad no podemos ver el viento —les recordó—. Solo podemos ver lo que el viento hace.
—Está haciendo que ese tacho de basura ruede por la calle —observó Claudia.
Los tres miraron en silencio por unos minutos, entonces su padre les dijo:
—Jesús comparó el soplido del viento con la forma en que una persona se hace cristiana. En realidad, no podemos ver el viento y la verdad es que no podemos ver cómo Jesús entra en la vida de una persona.
—Es el Espíritu de Dios el que entra, ¿cierto? Y los espíritus son invisibles —señaló Beto. Él miró a Claudia—. Por eso te ves igual —le dijo—. Todavía tienes pecas, como tenías antes de poner tu confianza en Jesús en el campamento de Biblia el verano pasado —al niño le encantaba molestarle a su hermana con las pecas.
Papá sonrió.
—Pero sí vemos lo que el viento hace, y también podemos ver lo que Jesús hace en la vida de una persona. Él cambia a la persona. Cuando alguien se hace cristiano, tiene un nuevo deseo de obedecer al Señor y demostrar Su amor a los demás, y no hacer las cosas que no agradan a Dios.
Claudia asintió.
—Yo todavía hago cosas malas a veces, pero no quiero —confesó—. Cuando sé que he hecho algo malo, le pido a Jesús que me perdone y confío en que Él me ayudará a dejar de hacerlo. Antes de ser salva, no me importaba mucho eso.
—Sí —afirmó Beto—. Y ya no te enojas cuando te molesto por tus pecas. Eso no es divertido.
Claudio sonrió y le hizo una mueca a su hermano. Después se encogió de hombros cuando vio que una rama grande se rompía y caía del árbol de uno de sus vecinos.
—Me alegra que el viento no siempre sople tan duro.
—A mí también —indicó papá—. Pero estoy mucho más contento porque Jesús siempre está en nuestros corazones. A pesar de que no podemos verlo, Él está aquí para ayudarnos a vivir de tal manera que demuestre cómo Jesús nos ha cambiado.
MATILDA H. NORDTVEDT
JESÚS TE CAMBIA
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:17 (NTV)
TODO EL QUE PERTENECE A CRISTO SE HA CONVERTIDO EN UNA PERSONA NUEVA. LA VIDA ANTIGUA HA PASADO; ¡UNA NUEVA VIDA HA COMENZADO!
¿Eres diferente de la forma en que vivías antes de hacerte cristiano? ¿Las demás personas pueden ver el cambio que Jesús ha traído a tu vida? Si fuiste salvo cuando eras muy pequeño, quizá te preguntes si has cambiado en realidad. Dios dice que sí y continuamente está trabajando para hacerte más como Jesús. Confía en que Él te ayudará a crecer en tu obediencia al Señor y en tu amor por los demás.
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