El patito feo
“Camilo”, dijo mamá, entrando a la habitación del niño. “¿Sabes dónde está Patito?”
Felicia, la hermana menor de Camilo, estaba gimiendo en el pasillo. “Camilo se lo llevó, ¡yo lo sé!”
“No sé dónde está ese Pato bobo, ¡pero espero que desaparezca para siempre!”, exclamó Camilo. Patito era un muñeco de peluche y, a pesar de que el pato ya no era bonito, Felicia lo amaba tiernamente. No le importaba que la felpa estaba deteriorada, flácida y descolorida. Pero a Camilo le parecía horrible. Lo llamaba “Patito Feo”.
“Bueno, entonces ven a ayudarnos a encontrar a Patito”, señaló su madre, y comenzó la exploración. Rebuscaron por todos lados, en el sótano, debajo de los muebles, incluso en la casa del perro, pero Patito no aparecía por ningún lado.
Unos dos días después, mamá tuvo una conversación con Camilo. “¿Te has fijado que Felicia todavía está muy triste por haber perdido a Patito?”, preguntó.
Camilo puso una mala cara. “¿Por qué se siente tan mal por esa cosa fea? Parece hecho de trapos viejos y aserrín. ¿Cómo puede alguien amar algo tan feo?”
La madre sonrió. “De hecho, el amor de Felicia por el Patito Feo, como tú lo llamas, me recuerda del amor de Dios por nosotros. Él nos ama, a pesar de que somos patitos feos, de cierto modo, porque todos somos feos pecadores. Por ejemplo, algunos decimos mentiras”.
Mamá miró fijamente a Camilo, mientras el niño se sonrojaba. “Yo… mentí”, admitió finalmente. “Yo escondí a Patito. Está en la repisa de arriba de mi armario”.
“Yo lo vi ahí”, indicó la madre. “¿Qué crees que Dios piensa de esto?”
“Supongo que jamás pensé en la opinión de Dios… ni me vi a mí mismo como un patito feo”. Respondió Camilo, vacilante. “¿Crees que Dios me ame, a pesar de todo? ¿Así como Felicia ama a Patito Feo, digo, como Felicia ama a Patito?”
“Él te ama mucho más que eso”, le aseguró mamá. “Él te ama tanto que envió a Jesús para que tomara el castigo por tus pecados. Él desea limpiarte y convertirte en Su hijo. ¿Quieres pedirle hoy que lo haga?”
Camilo asintió con la cabeza. “Ya no quiero seguir siendo un patito feo”. – HARRY C. TROVER
JESÚS MURIÓ POR LOS PECADORES
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 5:8
SIENDO AÚN PECADORES, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS.
¿Te has dado cuenta de que, ante los ojos de Dios, eres un patito feo? La Biblia dice que todos, incluyéndote a ti, hemos pecado, y el pecado es feo. Pero Dios te ama, a pesar de tu pecado. Él te ama tanto que envió a Su Hijo, Jesús, a morir por ti. Ya no tienes que ser un patito feo. Confía en Jesús como tu Salvador, y Él te limpiará, te dejará como nuevo. (Haz clic aquí para que conozcas sobre las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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