Honor y bondad
“¡Estoy abierto!”, llamó Guille a su compañero de equipo, que lentamente hacía rebotar la pelota por la cancha, con una ligera cojera. “¡Dale, Andrés! ¡No tenemos todo el día!”
¡PIIII! El ruido del silbato del entrenador hizo eco en el gimnasio. “¡Tiempo fuera!”, gritó. “Tomen asiento, todos”.
Después de que todos se acomodaron en las gradas, el entrenador cruzó los brazos y miró a los ojos a cada estudiante. “Quiero contarles la historia de un niño llamado Natanael”, inició. “Natanael tenía sobrepeso y los chicos de la escuela se burlaban de él. Pero a él le encantaba jugar baloncesto. A veces lanzaba la pelota al aro en el parque hasta que oscurecía, porque nadie notaba cuando él regresaba a la casa. El papá de Natanael abandonó el hogar cuando él era pequeño, y su mamá tenía depresión y dormía mucho”.
El entrenador continuó: “El maestro de educación física de Natanael notó que le costaban los ejercicios en la clase y comenzó a pasar tiempo extra con él. Mientras más se ejercitaba Natanael, más peso perdía. Cuando su entrenador le animó a dar la prueba para el equipo de baloncesto, Natanael no solo entró al equipo, ¡sino que se convirtió en uno de sus principales jugadores! Pero lo más importante que el entrenador le enseñó a Natanael fue que Jesús lo amaba. Y debido a que él sabía eso, Natanael pudo tratar a sus compañeros de equipo con honor y bondad… incluso a los que solían burlarse de él”.
Guille se movió, incómodo, en las gradas.
El entrenador miró a los muchachos en el gimnasio. “Ese niño era yo”, señaló.
Los estudiantes se miraron unos a otros, admirados.
“Todos luchamos con alguna cosa”, agregó el entrenador, “incluso si no pueden verlo por fuera. Me gustaría que tengan la total confianza de que Jesús los ama, para que se traten unos a otros con el mismo honor y bondad”.
Guille se sintió avergonzado por la forma en que había tratado a Andrés. Cerrando sus ojos, le pidió a Jesús que lo perdone y que le ayude a mostrar honor y bondad a todos sus compañeros del equipo.
“Está bien”, exclamó el entrenador, “es hora de elegir nuevos equipos. Guille, me parece que es tu turno”.
Guille se puso de pie. “Elijo a Andrés”, dijo en una voz fuerte y clara.
Andrés miró a Guille, sorprendido, y luego sonrió. Mientras caminaban lentamente por las gradas, el uno junto al otro, Will hizo una oración silenciosa, casi inaudible: “Gracias, Jesús”.– KELLY HOPE
MUESTRA HONOR Y BONDAD A LOS DEMÁS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:10 (NVI)
ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS CON AMOR FRATERNAL, RESPETÁNDOSE Y HONRÁNDOSE MUTUAMENTE.
¿Conoces a alguien que sea diferente? ¿Conoces a alguien que sea objeto de burlas o que no parezca encajar? Jesús tiene en su corazón a aquellos que son diferentes o se sienten rechazados, y Él quiere que tú también los tengas en tu corazón. Confía en que Jesús te ayudará a mostrar honor y bondad a los demás, para que puedan ver Su amor.
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