Para Su gloria (Parte 2)
—¿Cómo les fue en su acampada? —preguntó la mamá de Cristian durante el desayuno, la mañana siguiente.
—¡Genial! —exclamó el niño—. Creo que comimos dos kilos de perros calientes.
Efraín rio.
—Y un kilo de malvaviscos.
—Sin duda tuvieron una hermosa noche para dormir bajo las estrellas —opinó la madre.
—Sí —afirmó Cristian—. Nos hizo pensar mucho en Dios.
—Pensar en todo el universo me hizo sentir muy pequeño —admitió Efraín.
Mamá sonrió.
—Te entiendo. Es bueno pensar en cuán grande es Dios, pero también es importante recordar que Él está interesado en las cosas pequeñas. De hecho, el hecho de que esté interesado tanto en los detalles pequeños como en los grandes es algo que realmente enfatiza Su grandeza —ella se dirigió a su hijo—. ¿Le mostraste a Efraín el microscopio que te di por tu cumpleaños?
—Sí, me lo mostró. ¡Está genial! —exclamó Efraín—. Vayamos a usarlo, Cristian.
—Bueno —respondió, y los niños salieron corriendo.
Unos minutos después, cuando Efraín miró por las lentes del microscopio, vio lo que parecía ser un gran monstruo con cuernos.
—¡Guácala! ¿Qué es eso?
—Una pulga —rio Cristian—. La saqué de mi perro.
Efraín miró nuevamente.
—No sabía que las pulgas tenían todos esos cuernos y garras. Busquemos otra cosa para mirar —un rato más tarde, los niños habían examinado una hormiga, una hoja, un gusano y partes de una flor—. ¡Qué genial! —expresó Efraín mientras veía una gota de agua que habían tomado de un charco.
—¡Guau! —exclamó Cristian cuando su amigo se movió para que él pudiera echar un vistazo en el microscopio. Los niños estaban asombrados por todas las criaturas diminutas que encontraron nadando en el agua—. Debe haber miles de millones de cosas microscópicas en todo el mundo, y nunca las hemos visto —señaló Cristian.
Mamá les habló desde la puerta.
—A pesar de que nadie ve esas pequeñas criaturitas, cada una de ellas fue creada por Dios de una manera especial. Además, Él nos ve y nos conoce a cada uno de nosotros, aun cuando parece que nadie más nos ve. El Señor nos creó y nos ama tanto que envió a Su Hijo, Jesús, a morir por nosotros. A pesar de que a veces nos sentimos pequeños, somos muy importantes para Dios, y Él se ocupa de cada detalle de nuestras vidas.
SHERRY L. KUYT
ALABA A DIOS POR SU CUIDADO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 145:21
MI BOCA PROCLAMARÁ LA ALABANZA DEL SEÑOR; Y TODA CARNE BENDECIRÁ SU SANTO NOMBRE ETERNAMENTE Y PARA SIEMPRE.
¿Te has dado cuenta de que Dios se ocupa de todo, hasta de lo más pequeño, incluso de aquellas cosas tan diminutas que no alcanzas a ver? ¿Te has dado cuenta de que Él se preocupa por ti? El Señor conoce cada detalle de tu vida y tiene un propósito para ti. Dios, el gran Creador, te ama tanto que se humilló a Sí mismo para ser tu Salvador. Puedes traer todas tus preocupaciones o inquietudes delante de Jesús, sin importar lo pequeñas que parezcan. Alaba a Dios por Su grandeza y por el amor y el cuidado que te muestra cada día.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!