Como leña al fuego
—Creo que mañana no voy a la iglesia —dijo Bernardo.
El niño estaba acostado en el piso, frente a la chimenea, observando las llamas. El niño miró a su padre de reojo para ver cuál sería su reacción. Papá cerró su computadora portátil.
—¿Por qué? El domingo anterior te dejamos quedarte en casa porque te dolía la garganta. ¿Cuál es el problema esta vez?
Bernardo se sentó:
—Papá, he ido a la iglesia toda mi vida. ¿Por qué tengo que seguir oyendo lo mismo y lo mismo todo el tiempo? Siempre es lo mismo… cantamos un montón de canciones y luego oímos el sermón —al ver que su padre fruncía el ceño, agregó rápidamente—: Puedo leer mi Biblia y orar aquí en casa, ¿verdad?
—Sí, y es importante que lo hagas —aseguró papá—. Pero el domingo es un día especial para adorar al Señor con otros cristianos.
Bernardo suspiró.
—Qué feliz seré cuando sea lo suficientemente grande como para hacer lo que quiero —el niño apuntó a un leño que estaba en el suelo, junto a la chimenea—. Solo queda un leño, papá. ¿Lo pongo en el fuego?
Su padre negó con la cabeza.
—Deja que se queme solo, ahí, en el compartimento de la leña.
Bernardo lo miró fijamente.
—¡Que se queme en el compartimento de la leña! ¿De qué estás hablando? ¡Eso sería un desastre! Además, tú sabes bien que un leño no prende fuego por sí mismo —el niño se veía confundido—. Pondré la leña en el fuego, ¿bueno?
Papá soltó una carcajada.
—Bueno, pero mientras tanto piensa que, así como esos leños necesitan el calor y las llamas de la leña que ya está en la chimenea para poderse quemar, los cristianos necesitan la calidez de estar con otros cristianos. Dios nos dice que no descuidemos el reunirnos unos con otros. Podemos crecer cuando oramos y leemos la Biblia por nuestra cuenta, pero también necesitamos pasar tiempo con otros creyentes. Ellos también nos necesitan, así como esa leña que sigue encendida necesita un refuerzo. Cuando dedicamos tiempo para adorar juntos a Jesús y aprender más sobre Él, compartimos la calidez de Su amor y nos reforzamos unos a otros con Su verdad.
Bernardo tomó el último leño.
—Está bien —indicó mientras lo ponía en el fuego—. Iré a la iglesia mañana.
BEVERLY KENNISTON
ASISTE FIELMENTE A LA IGLESIA
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 10:25 (NTV)
NO DEJEMOS DE CONGREGARNOS, COMO ACOSTUMBRAN HACERLO ALGUNOS, SINO ANIMÉMONOS UNOS A OTROS.
¿Asistes regularmente a la iglesia? ¿Vas con una buena actitud? ¿O pones pretextos para faltar porque quisieras hacer alguna otra cosa? Así como la leña en el fuego, necesitas de otros creyentes para hacer brillar la luz del amor y la verdad de Dios en tu vida. Cuando los cristianos se reúnen, podemos ayudarnos unos a otros a seguir creciendo en nuestra fe. Da gracias a Dios por las oportunidades que Dios te da para adorar y crecer con otros cristianos.
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