Para la abuela, con amor
«A mi abuelita le gustará mucho esto», pensó Celso mientras trabajaba en un dibujo. «Seguramente se lo llevará a su casa y lo colgará en algún lado». El niño terminó de dibujar una casa y después se dedicó a los árboles y las nubes. Celso disfrutaba mucho el arte y su maestra le había dicho que tenía talento para eso.
—¡Ya está! —dijo al ver el dibujo terminado.
A pocos pasos, la hermanita de cinco años de Celso, Cloe, también trabajaba en su propio dibujo.
—Terminé el mío también —dijo, mostrándolo.
Celso se burló.
—¿Qué va a hacer la abuela con eso? ¡Para mí, son solo garabatos!
Cloe le hizo una mueca y salió de la habitación.
Cuando la abuela de los niños llegó, Celso le entregó su dibujo.
—¡Vaya! ¡Qué buen trabajo, hijo! —exclamó la anciana. Después miró a Cloe, quien sostenía tímidamente su dibujo. La abuela lo miró y también se emocionó—. Voy a colgar los dos dibujos en mi refrigerador —aseguró.
Celso frunció el Ceño. Unos minutos después, cuando el niño estuvo a solas con su abuela, ella le hizo una pregunta.
—¿No quieres que cuelgue tu dibujo? —le preguntó.
—Claro que sí, pero en la forma cómo lo dijiste, parecería que crees que el de Cloe está tan bien hecho como el mío —contestó Celso—. ¡Pero no le llega ni a los talones! Ella solo dibujó garabatos. ¿Cómo es posible que te guste?
—Me di cuenta de que había mucho amor en ese dibujo —explicó la anciana—. Vi que Cloe se esforzó tanto como tú para agradarme. Quizá no lo hizo con una mano tan experta como la tuya, pero el amor está ahí. Ella hizo lo que podía.
Celso asintió lentamente.
—Supongo que eso significa que me amarías igual si no fuera bueno para dibujar.
—¡Tienes toda la razón en eso! —afirmó la abuela—. Te amo porque eres mi nieto, no por lo que puedes hacer. ¿Y sabes qué? Así también es cómo Dios nos ama. No es necesario que hagamos nada para que Él nos ame. El Señor ya nos ama tanto, que envió a Jesús para salvarnos, ¡para que podamos ser Sus hijos! Él siempre se deleita con nuestros regalos. Tal vez creamos que algunas acciones y buenas obras sean pequeñas o sin importancia, pero son importantes para Dios porque Él nota el amor que ponemos en ellas. Ofrecer una mano de ayuna, una sonrisa amistosa o una palabra de aliento es tan importante para Dios como cualquier otra cosa que pudiéramos hacer para servirlo.
CAROLYN E. YOST
SIRVE A DIOS CON AMOR
VERSÍCULO CLAVE: MARCOS 14:8
ELLA HA HECHO LO QUE HA PODIDO.
¿Te parece que lo que haces para Dios es menos importante que lo que otros hacen? No lo es. Por otro lado, quizá creas que lo que haces para el Señor es más importante que lo que hacen los demás. Eso tampoco es verdad. Dios ve el amor que pones en cada acción, sin importar cuán grande o pequeña te parezca. Todo lo que hagamos como respuesta al amor que el Señor nos ha mostrado es precioso ante Sus ojos.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!