Un estándar que no cambia
Marcos tomó una gran cucharada de masa de galletas y su madre rio.
—¡Espera, hijo! Estamos haciendo galletas, no un disco volador. A ver, déjame hacer una bolita como ejemplo para ti —mamá sacó un poco de masa con la cuchara y formó una bola pequeña—. ¡Ahí está! Pondremos las galletas en el horno después que saque a Belinda de su cuna.
Cuando la madre regresó, miró las galletas. Algunas eran pequeñas y otras demasiado grandes.
—Lo intenté, mamá —aseguró Marcos—, pero no me salían bien.
—¿Comparaste cada bolita de masa con la que yo hice? —preguntó su madre.
—Bueno, al principio sí lo hice, pero después comparé cada bolita con la que acababa de hacer. Si se veía demasiado pequeña, hacía la siguiente un poco más grande. Si era demasiado grande, hacía la siguiente más pequeña.
—Pero tu estándar cambió para cada galleta —indicó mamá—. Con razón tienen todas diferentes tamaños —ella agregó masa a algunas galletas y quitó de otras, para que todas tuvieran el mismo tamaño—. Hijo, ¿recuerdas la conversación que tuvimos ayer, sobre cristianos cómo los cristianos siguen un estándar diferente al del mundo?
—Sí. Dijiste que solo porque todos los demás hacen o dicen algo, no significa que esté bien.
—Exactamente. Hoy, en lugar de comparar tus galletas con el modelo que te hice, las comparaste con todas las versiones que hiciste, así que no eran del mismo tamaño. Debemos tener cuidado de no cometer el mismo error en la vida y comparar nuestras acciones con lo que las demás personas digan o hagan, porque no todos viven según el mismo estándar. Debemos compararnos con el estándar que no cambia, es decir, el que Dios nos ha dado.
—Ese es la Biblia, ¿verdad? —preguntó Marcos—. Nos dice cómo debemos vivir como cristianos.
—Correcto —afirmó mamá—. La Biblia nos da el estándar, y Jesús es el modelo. Porque confiamos en Él, nos ha liberado del pecado y nos ha dado el Espíritu Santo, que nos moldea para que seamos más parecidos a Él, tal como yo formé tus bolitas de masa para que se parecieran más a las mías —la madre puso la bandeja de galletas en el horno—. Jesús fija el estándar de cómo deberíamos vivir como cristianos, y Él es el ejemplo con el que debemos compararnos, no las demás personas.
CATHERINE RUNYON
DIOS NO CAMBIA
VERSÍCULO CLAVE: MALAQUÍAS 3:6
PORQUE YO, EL SEÑOR, NO CAMBIO.
¿Qué estándar usas para determinar cómo deberías vivir? Muchas cosas cambiarán en tu vida, pero el estándar que Dios nos da en Su Palabra nunca cambia. Debido a que nuestros pecados hacen que no alcancemos el perfecto estándar de Dios, Jesús cumplió con ese estándar por nosotros. Si confías en Él, te ha liberado del poder del pecado y te ha dado el Espíritu Santo, para que puedas seguir Su ejemplo. Dios siempre es el mismo y su estándar nunca cambia. Modela tu vida según el ejemplo de Jesús.
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