Si las antigüedades pudieran hablar

—Llegamos —dijo mamá mientras estacionaba el automóvil en una tienda de antigüedades—. Aquí hay muchas cosas que se pueden romper, así que tengan cuidado, ¿bueno?

—Voy a tener mucho cuidado —aseguró Juanita cuando entraron—. Me encanta visitar las tiendas de antigüedades y ver todas las cosas viejas. Lo viejo es mucho más interesante que lo nuevo. Siempre me pregunto cómo fue su vida antes.

Su madre rio.

—Sería interesante saber quiénes fueron los dueños de estas cosas. ¿Eran ricos o pobres? ¿Jóvenes o ancianos? Qué mal que estas antigüedades no puedan hablar y contarnos sus historias —ella apuntó una bandeja—. ¿No crees que se vería linda en la repisa del comedor?

—Mamá, ¿podemos comprar la bandeja? —preguntó Juanita muy ansiosa.

Revisaron el precio y su madre estuvo de acuerdo en comprarla. Después de pagar al dueño de la tienda, llevaron la bandeja a su casa y Juanita se la mostró orgullosamente a su padre.

—Mamá, ¿tenemos que dejar siempre la bandeja en la repisa? —preguntó la niña—. ¿No podemos usarla a veces?

—Bueno, supongo que sí podríamos usarla de vez en cuando —afirmó su madre—. Pero no todos los días. Es muy antigua, como sabes, y no quiero que se rompa ni se dañe.

—Tengo un acertijo para ustedes —dijo papá—. ¿Qué es algo muy viejo que podemos usar todo lo que queramos y durará para siempre, y además nos habla?

—¡Mamá y yo deseamos que las antigüedades pudieran hablar! —exclamó Juanita—. ¿Realmente tenemos una que sí habla? —la niña lo pensó—. ¿Es una vieja radio? ¿O un antiguo disco de vinilo? —pero enseguida negó con la cabeza—. No, esas cosas no duran para siempre.

—Miren aquí —el padre abrió su Biblia en el libro de Primera de Pedro y leyó—. La palabra del Señor permanece para siempre —papá miró a su hija y sonrió—. Y Dios quiere que escuchemos lo que la Biblia dice, una y otra y otra vez. Él desea que la usemos para enfocar nuestras mentes en Jesús y recordemos Sus promesas.

—Pero, papá, ¡las Biblias sí se desgastan! La tuya ya está bastante dañada. ¡No te haría mal comprarte una nueva!

—Sí, pero la Palabra de Dios no es el papel, las pastas y la tinta que forman este libro —explicó su padre—. Es lo que está escrito, ¡y eso es lo que permanecerá para siempre!

DEAN KELLEY

ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: MARCOS 13:31

EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN.

¿Dejas que la Palabra de Dios te hable día tras día? ¿O no usas tu Biblia? ¡Tiene mucho qué decirte! La Biblia cuenta la historia de Jesús y lo que Él hizo para salvarte. Te recuerda el amor de Dios para ti y Su promesa de arreglar todas las cosas un día. Escucha lo que la Biblia dice al leerla y al guardar sus verdades en tu corazón. Puede que las páginas y las tapas se desgasten con el uso, pero el mensaje de Dios siempre permanecerá. Nunca puedes agotar la Palabra de Dios.

Clave de Hoy
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