El termostato
—La escuela estuvo muy divertida hoy —le contó Nadia a su padre durante la cena—. La señora Escandón tuvo que irse a la oficina para algo y todos se pusieron a correr y a conversar mientras ella salió. ¡Estaba tan enojada cuando regreso! Dijo que podía oírnos desde el pasillo. Después nos hizo sentar con las cabezas apoyadas en nuestros escritorios por un rato. Pero luego tuvo que volver a la oficina y, cuando se fue, otra vez todos se volvieron locos. Así que la maestra nos hizo quedarnos durante el recreo.
—¿Tú también conversaste y saliste de tu puesto? —le preguntó papá.
Nadie se quedó sorprendida.
—Bueno, sí. Todos lo hicimos. Supuse que nos iban a regañar a todos, así que no tenía nada que perder y también lo hice —cambiando el tema rápidamente, la niña preguntó—: ¿Puedo subir un poquito la calefacción? ¡Tengo mucho frío!
—Cuando el sol se pone, la temperatura sen enfría con mucha rapidez —indicó su padre—. Puedes ir y subir un poquito el termostato —así lo hizo Nadia—. Un termostato es un gran invento —añadió papá cuando su hija regresó a su silla—. Es un artefacto de control. No solo lee la temperatura de una habitación, sino que hace algo al respecto si no está donde debería. El termostato le dice al calefactor cuándo encenderse y cuándo apagarse —él hizo una pausa—. Quisiera poder instalar un termostato en ti.
—¿Ah? —Nadia miró a su padre, confundida.
—Al igual que los termostatos, los cristianos también deberían tener control sobre sí mismos —afirmó papá—. Por ejemplo, deberían saber cuándo ser un ejemplo de Jesús delante de los demás y cuándo huir de los malos comportamientos. La Biblia nos dice que debemos vencer el mal con el bien. Para eso, debemos recordar que Jesús nos ha hecho libres del pecado y nos ha dado Su bondad y amor, así que tenemos que confiar en que Él nos ayudará a ser buenos ejemplos en todo lo que hagamos y digamos.
Nadia tragó en seco.
—¿Quieres decir que debí haberme quedado callada y permanecido en mi asiento hoy, y quizá algunos chicos también lo hubieran hecho?
—Puede que sí —respondió papá—. Pero aun si no lo hacían, estoy segura de que tu maestra habría notado el respeto y la preocupación demostrados a través de tus acciones.
—Probablemente tengas razón —Nadia sonrió—. Creo que tengo que pedirle perdón a mi maestra.
HAZEL W. MARETT
SÉ UNA BUENA INFLUENCIA
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:21
NO SEAS VENCIDO POR EL MAL, SINO VENCE EL MAL CON EL BIEN.
¿Eres alguien que sigue la corriente de la mayoría? Si todos hacen algo, ¿crees que está bien que te unas y también lo hagas? Si es así, tienes tus valores al revés. Si eres cristiano, deberías ser como un termostato y tomar el control de tus acciones en toda situación. Cuando confías en Jesús para que te ayude a rechazar los comportamientos dañinos y a demostrar Su bondad y amor, puedes ser un buen líder y una influencia positiva con tus amigos.
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