Personas comunes y corrientes
—¡Oh, no! —exclamó Leo—. Dejé mi abrigo en la casa del tío Juan. Creo que lo olvidé en su camioneta.
—Bueno, supongo que no puedo regañarte —confesó su padre—. Yo también olvidé algo allá… unos libros de investigación que llevé para estudiar durante nuestra visita. Sabía que debía guardarlos en el automóvil tan pronto como terminé de leerlos, ¡pero no lo hice!
—Mamá dijo que la tía Lola y el tío Juan están planeando visitarnos en un par de semanas —comentó Leo—. Le enviaré un mensaje al tío Juan para pedirle que traiga el abrigo y los libros.
Su padre puso una sonrisa traviesa.
—¿Qué tal si le envías un mensaje de texto solo con una referencia bíblica, 2 Timoteo 4:13. Creo que eso le causará mucha gracia.
Leo se veía confundido.
—¿Por qué? ¿Qué dice ese versículo?
Papá le entregó una Biblia a Leo.
—¡Búscalo y lo verás!
El niño encontró el versículo y lo leyó en voz alta:
—Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas con Carpo, y los libros, especialmente los pergaminos —Leo sonrió—. Me preguntó si el tío Juan lo entenderá.
—Oh, estoy seguro de que se dará cuenta —el padre sonrió a su hijo—. Siempre me ha gustado ese versículo.
—¿En serio? —preguntó Leo, sorprendido—. ¿Por qué te gusta?
—Bueno, es fácil creer que los personajes de la Biblia eran diferentes que nosotros, que no eran humanos del todo, con las mismas necesidades y problemas que nosotros tenemos. Pero eso no es verdad. Para mí, este versículo nos muestra el lado humano de Pablo, quien le escribe a Timoteo sobre las cosas comunes y corrientes que sucedían. Él necesitaba su capa y sus libros, tal como tú necesitas tu abrigo y yo, mis libros… y, al igual que nosotros, parece que los olvidó.
Leo asintió.
—Entonces Pablo era simplemente un hombre común y corriente.
—Correcto —respondió papá—. Pero Dios lo usó de una manera extraordinaria. Jesús le dio a Pablo la fuerza y la valentía que necesitaba para predicar a las personas sobre Él, a pesar de que afrontó muchas dificultades por hacerlo. Y Jesús hará lo mismo por nosotros, para que podamos contar a otros sobre el perdón y la vida eterna que Cristo les ofrece.
—Dios nos usa también de maneras extraordinarias —dijo Leo, pensativo. El niño sonrió—. Le enviaré ese mensaje de texto al tío Juan para que podamos recuperar nuestras cosas. — LENORA MCWHORTEN
DIOS USA A LAS PERSONAS COMUNES Y CORRIENTES
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 6:8
«AQUÍ ESTOY; ENVÍAME A MÍ», LE RESPONDÍ.
¿Crees que los pastores, misioneros y otros que sirven al Señor son diferentes que tú? No lo son. Son solo personas comunes y corrientes. No es su personalidad o sus habilidades las que los hace especiales, a pesar de que Dios puede usar esas cosas. Es el amor que Dios ha puesto en sus corazones por las demás personas y la fuerza que Él les da para compartir las Buenas Nuevas de Jesús. Dios puede usarte de la misma manera. Abre tu corazón para decir: «Aquí, estoy, Señor… soy una persona común y corriente. Envíame a hacer el trabajo que tengas para mí».
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