Solo es una broma
Leandro y su amigo Juan entraron en la casa para llenar sus botellas de agua antes del entrenamiento de fútbol.
—Apuesto a que César reprobó todos los exámenes de matemáticas que hemos tenido este año —comentó Leandro mientras sostenía su botella bajo el dispensador.
—Sí —afirmó Juan—. Y cuando nos reímos y le preguntamos si podría ayudarnos con nuestra tarea de matemáticas, parecía que iba a llorar. Ni siquiera puede aceptar una broma.
La mamá de Leandro frunció el ceño y se veía como si estuviera a punto de decir algo cuando Juan exclamó:
—¡Tenemos que irnos, Leandro! El entrenador se enojará si llegamos tarde —ambos niños llevaron sus implementos y salieron.
Al día siguiente, Leandro se puso a trabajar en una pajarera que estaba construyendo. Estaba martillando un clavo cuando…
—¡AY! —gritó. El niño dejó caer el martillo y empezó a saltar por todos lados mientras se sostenía el dedo y gemía. Levantó la mirada cuando oyó que alguien se estaba riendo.
—¡Te ves tan ridículo! —su hermana, Sara, soltó una carcajada.
—¡No es gracioso! —refunfuñó Leandro mientras entraba corriendo a la casa—. ¡Me duele!
Mientras su madre ponía un poco de hielo en la herida del niño, este se quejó de las burlas de su hermana.
—Fue tan cruel. ¡No es gracioso reírse de alguien que está adolorido!
—Estoy totalmente de acuerdo —aseveró mamá—. Y esto me recuerda… El otro día quería hablar contigo sobre lo que dijeron tú y Juan ayer en la cocina.
—¿Te refieres a pedirle ayuda a Colin con nuestra tarea de matemáticas? ¡Solo era una broma!
—A veces las bromas pueden ser muy dolorosas —aseguró su madre—, especialmente cuando alguien se burla de algo que ya te está doliendo. Dios nunca se ríe de nosotros cuando nos sentimos mal. De hecho, Jesús promete que estará con nosotros en medio del dolor. Él experimentó un sufrimiento terrible para salvarnos y nuestros sentimientos le importan. Por esa razón, el Señor quiere que nos preocupemos por los que están pasando por algún dolor, no que nos burlemos de ellos.
Leandro miró a otro lado.
—Lo siento. No era mi intención herir los sentimientos de Colin. Solo estábamos bromeando.
—Y a veces está bien bromear —opinó mamá—, pero no cuando hace que la otra persona se sienta mal. Sé que no fue tu intención herir los sentimientos de Colin, pero ya que lo hiciste, creo que deberías pedirle perdón.
Leandro suspiró.
—Está bien —el niño sonrió a su madre—. Tal vez debería ofrecerle ayuda con su tarea de matemáticas… ¡pero esta vez no será en broma! — MELISSA M. BAMBERG
NO HAGAS BROMAS HIRIENTES
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 13:34
UN MANDAMIENTO NUEVO LES DOY: “QUE SE AMEN LOS UNOS A LOS OTROS”; QUE COMO YO LOS HE AMADO, ASÍ TAMBIÉN SE AMEN LOS UNOS A LOS OTROS.
¿Te burlas a veces de las personas y te ríes de ellos? Hacer bromas puede ser divertido, pero solo cuando todos pueden reírse. No hagas bromas que sean hirientes para otros. Dios dice que debemos alegrarnos con los que estén felices y llorar con quienes estén tristes. Jesús te pide que ames a los demás como Él te ama. Sé sensible a los sentimientos de otras personas, así como a Jesús le importan tus sentimientos y jamás haría nada para hacerte daño.
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