Descubre tus dones
Medea ajustó su mochila y siguió a su abuela por el sendero del bosque. A pesar de su cabello blanco, a la abuelita todavía le encantaba la naturaleza y llevó a cada uno de sus nietos a una caminata al aire libre y una acampada cuando cumplieron ocho años. Medea había esperado ansiosamente su turno.
La niña ayudó a su abuela a armar la carpa y a cocinar el almuerzo en la fogata. “Oí que te metiste en problemas en la escuela esta semana”, comentó su abuela mientras acomodaba un leño junto a las llamas. “¿Qué pasó, corazón?”
Medea miró a otro lado, avergonzada. “Golpeé a Estela Suárez porque dijo que mi dibujo de un barco parecía un camión de basura”.
“¿Sus burlas te hicieron enojar?”, preguntó la anciana.
Los ojos de Medea se llenaron de lágrimas. “No. Me enojé porque sabía que tenía razón”.
“Ya veo”. La abuela permaneció en silencio. Después de un momento, exclamó: “¡Hija, mira! ¡Un pájaro azul! ¿Te fijas en sus hermosos colores? Es una de mis aves favoritas del bosque. Y escucha. ¿Puedes oír al tordo? Los machos pueden cantar más de cincuenta tonadas distintas”.
Medea escuchó las notas del pajarillo, parecidas a una flauta. Le alegraba que su abuela hubiera cambiado de tema.
“Espero que este fin de semana veamos muchas aves. Aves acuáticas, parúlidos, palomas. Tal vez hasta podamos ver un águila. Dios hizo a cada especie distinta, a su manera”. La abuela hizo señas a su nieta para que se sentara a su lado, en el tronco. “Lo mismo sucede con las personas. Algunos son hábiles para arreglar cosas. Otros pueden enseñar o actuar en obras de teatro. Yo sé que tú cantas muy bonito, haces amistades fácilmente y eres generosa”.
“Pero quiero pintar como Estela”.
“Con práctica, podrías hacerlo. O tal vez no. ¿Has visto que el petirrojo se queje con el pato porque no puede nadar? ¿O que el pingüino quiera volar?”
Medea sonrió. “No”.
“Entonces no te preocupes si no puedes hacerlo todo bien. En lugar de eso, descubre los dones que Dios te ha dado. Él nos creó a cada uno de nosotros con diferentes habilidades, para que podamos ayudar a los demás y mostrarles el amor de Jesús de una forma especial y muy nuestra”.
“Supongo que no le demostré mucho amor a Estela, ¿verdad?”
“Bueno, no es demasiado tarde para cambiar”, aseguró su abuela.
Los ojos de Medea brillaron. “¡Ya sé! Le pediré que me enseñe algunas técnicas para pintar, luego le haré un retrato y se lo regalaré”. La niña suspiró. “Pero primero tengo que pedirle perdón”. — MICHELLE ISENHOFF
USA TUS TALENTOS PARA AYUDAR A LOS DEMÁS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 2:10 (NVI)
PORQUE SOMOS HECHURA DE DIOS, CREADOS EN CRISTO JESÚS PARA BUENAS OBRAS, LAS CUALES DIOS DISPUSO DE ANTEMANO A FIN DE QUE LAS PONGAMOS EN PRÁCTICA.
¿Para qué cosas eres bueno? No podemos ser buenos en todo, pero Dios nos ha dado a cada uno de nosotros dones y talentos únicos. A veces toma un tiempo desarrollarlos; otras veces fluyen con facilidad. Cuando usamos nuestras habilidades para ayudarnos unos a otros, la gente puede ver el amor de Jesús en nuestras vidas. ¿Cómo puedes usar tus talentos para guiar a otras personas a Jesús?
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