Manéjese con cuidado
¡PUM! El ruido de vidrios rotos hizo eco en toda la casa. Bernardo y su madre corrieron a la cocina. “¡Oh, Fátima! ¡Mi jarrón nuevo!”, exclamó mamá cuando vio a la pequeña consternada frente a los pedazos de vidrio roto regados por el piso.
Fátima empezó a llorar. “¡No era mi intención botarlo! Se me resbaló de las manos”.
“Así veo”, indicó su madre. “En este momento, quiero que vayas a esperar en tu habitación, antes que te cortes con estos vidrios. Ya te alcanzo en un minuto, pero primero tengo que limpiar este desastre”. La niña fue a su cuarto mientras mamá recogía los pedazos más grandes del vidrio roto y Bernardo iba por la escoba y la pala.
“Fátima sabía que no debía tocar el jarrón”, comentó Bernardo. “Pero cuando lo tomó, debió sostenerlo bien y no dejar que se resbalara de sus manos. Es muy valioso, ¿verdad? Quiero decir… era muy valioso”.
“No era tan valioso”, explicó su madre. “Pero me gustaba mucho”. Ella se veía pensativa. “Hay algo mucho más valioso que no debemos permitir que se resbale de nuestras manos. ¿Tienes alguna idea de lo que puede ser?”
“Eh… supongo que no es nada que se pueda comprar con dinero”, contestó Bernardo en voz baja, tratando de pensar en qué podría ser. “¿Tiempo con las personas que amamos, tal vez?”
“Esa es una buena respuesta”, afirmó mamá, “pero estaba pensando en nuestras almas. Dios nos creó con un alma y no queremos descuidarla. ¿Recuerdas la historia que contó Jesús sobre el hombre rico que estaba solo interesado en acumular bienes para sí mismo y pasarla bien?”
Bernardo asintió. “Dios lo llamó necio, ¿cierto? Y esa noche, el hombre murió”.
“Sí. Ese hombre rico se encargó de su vida en la tierra, pero no pensó en lo que pasaría con su alma después de morir. No queremos cometer el mismo error y enfocar nuestras vidas en nuestra comodidad y felicidad, porque eso solo hará que nuestra alma se nos resbale de las manos. Nuestro tiempo en esta tierra es temporal, pero la vida con Jesús es eterna. Nuestras almas solo pueden ser salvas si confiamos en Él”. — BARBARA J. WESTBERG
TU ALMA ES VALIOSA
VERSÍCULO CLAVE: MARCOS 8:36
¿DE QUÉ LE SIRVE A UN HOMBRE GANAR EL MUNDO ENTERO Y PERDER SU ALMA?
¿Tienes cuidado de tu alma, esa parte tuya que seguirá viviendo después que tu cuerpo muera? Todo lo que este mundo ofrece no vale nada si tu alma se pierde. Solo Jesús puede salvar tu alma. Cuando pones tu confianza en Jesús, Él te da vida eterna y un día reunirá tu alma con un nuevo cuerpo que no morirá jamás. Tu alma es valiosa, no la ignores. Confía hoy mismo en Jesús. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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