La colección de insectos de Jairo (Parte 1)
“Gracias por nuestros alimentos y por papá, que trabaja tan duro”, oró Jairo en voz alta durante la cena una noche. “Y, por favor, Dios, ayúdale a Lucas para que le vaya mejor en la escuela”. El niño terminó su oración y dijo amén.
Su padre le pasó el espagueti a Jairo. “Me alegra que hayas orado por Lucas. ¿Cómo le está yendo?”
“Igual”, contestó el niño, haciendo un gesto negativo con la cabeza. “Es tan raro y a nadie cae bien. Siempre está hablando cuando no es su turno y hace preguntas bobas. También se viste ridículo… ¡no me creerías cómo es la ropa que se pone! No me extraña que no tenga amigos. ¿Y sabes qué más? Se supone que debemos tener lista nuestra colección de insectos para el lunes, pero Lucas ni siquiera ha empezado. ¡Es un perezoso!”
“¿Cuántos insectos tienes?”, preguntó Estefanía, la hermanita menor de Jairo.
“Muchísimos”, aseguró el niño. “Hasta tengo una mantis religiosa. Hoy aprendimos que esas se comen a casi todos los insectos, incluyendo a los de su especie”.
“¿Y la mantis religiosa de verdad busca a Dios?”, preguntó Estefanía.
“¡Por supuesto que no!” Jairo rio. “Se llama así por la forma en que junta sus patas, como si estuviera orando. ¿Creías que oraba por sus amigos, antes de comerlos?”
Papá miró a Jairo, pensativo. “La gente hace eso a veces. Oran por alguien y después se comen a esa persona”.
“¡Guácala, papá!” Jairo puso una mueca. “¡Las personas no se comen unas a otras!”
“No se comen unas a otras físicamente”, acordó su padre. “Pero la Biblia dice que cuando decimos chismes, criticamos a otros y les buscamos sus defectos, nos devoramos unos a otros. Entonces, decir cosas malas de la gente, a sus espaldas, es como masticarlos, ¿no crees?”
“Eh… supongo”, afirmó Jairo mientras enrollaba el espagueti con su tenedor.
“Oraste por Lucas y eso es bueno”, aseguró papá. “Pero las palabras que dijiste en tu oración no encajaban con las que dijiste después. Cuando oramos por alguien, debemos recordar cómo Jesús ve a esa persona. Si lo tienes en mente, puedes encontrar la forma de animar a Lucas, en lugar de hacerle daño hablando a sus espaldas”. — VALERAE C. MURPHY
UTILIZA PALABRAS QUE ANIMEN A OTROS
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:29
NO SALGA DE LA BOCA DE USTEDES NINGUNA PALABRA MALA, SINO SOLO LA QUE SEA BUENA PARA EDIFICACIÓN, SEGÚN LA NECESIDAD DEL MOMENTO, PARA QUE IMPARTA GRACIA A LOS QUE ESCUCHAN.
¿Conoces a alguien que necesite oración y palabras de aliento? ¿Oras por esa persona y luego hablas a sus espaldas? Esa no es la manera de ayudar a alguien. Debes edificarlos con palabras de aliento. Ora por ellos y recuerda que Jesús los ama. Y después utiliza las palabras que les digas a ellos y acerca de ellos para edificarlos.
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