Un nuevo corazón

“¿Un trasplante de corazón?”, preguntó Isaí con los ojos abiertos por el asombro.  Sus padres acababan de explicarles a él y a su hermano menor, Marcos, que los médicos habían decidido que el abuelo necesitaba un trasplante de corazón tan pronto como encontraran un donante. 

Papá asintió.  “Es sorprendente lo que los médicos pueden hacer hoy en día, pero debemos recordar que es una operación peligrosa y no siempre tiene éxito.  Oremos por el abuelo y confiémosle los resultados a Dios”.

“Pero ¡espera un minuto!  ¿Y si el abuelo tiene el trasplante de corazón y luego muere de todos modos?”, preguntó Marcos con ansiedad.  “No se iría al cielo”.

Todos miraron a Marcos con curiosidad.  “¿Por qué dices eso?”, preguntó su madre.  “Por supuesto que el abuelo iría al cielo; él es cristiano”.

“Sí, el abuelo ama a Jesús”, aseguró Isaí.  “Él dijo que confió en Jesús como Salvador cuando era niño, ¿recuerdas?”

“Pero mi maestra en la iglesia dice que no iremos al cielo a menos que tengamos a Jesús en nuestros corazones”, respondió Marcos.  “Entonces, si le ponen al abuelo otro corazón, ya no sería más un cristiano, ¿cierto?”

“¿Tu maestra no te explicó lo que significa tener a Jesús en tu corazón?”, preguntó su padre.  Marcos simplemente se encogió de hombros.  “Bueno”, agregó papá, “míralo de este modo, hijo.  Tú tienes un lugar importante en mi corazón, pero eso no significa que estés adentro de mi corazón físico”.  El padre se puso la mano en el pecho.  “Tú no estás gateando en el órgano que late aquí adentro.  Entonces, ¿qué crees que significa cuando digo que estás en mi corazón?”

“No sé… supongo que significa que me amas mucho”, indicó Marcos.

Papá asintió.  “Correcto.  Lo mismo pasa cuando decimos que tenemos a Jesús en nuestros corazones.  Tampoco nos referimos a nuestros corazones físicos.  Eso significa que sabemos que Jesús nos ama y también lo amamos a Él.  Cuando confiamos en Jesús para el perdón de nuestros pecados, decimos que Él viene a nuestros corazones, pero no a nuestros corazones físicos, sino a nuestras vidas.  Jesús está con nosotros todo el tiempo y acudimos a Él para que nos ayude y nos guíe.  Así que, no importa cuál corazón físico esté dentro del cuerpo del abuelo; él ama a Jesús y le pertenece.  ¿Lo comprendes?”

Marcos sonrió y asintió.  “Ya me siento mejor”.  —   HAZEL W. MARETT

DEJA QUE JESÚS VIVA EN TI

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 3:17

QUE CRISTO HABITE POR LA FE EN SUS CORAZONES.

¿Tienes a Jesús en tu corazón?  En la Biblia, la palabra “corazón” se refiere a tu ser interior, a ese lugar de donde vienen tus pensamientos, sentimientos y deseos.  La Biblia dice que nuestros corazones son pecaminosos, y es por eso que necesitamos que Jesús nos haga libres del pecado y cambie la forma en que pensamos y las cosas que deseamos.  Cuando confiamos en Jesús, Él viene a vivir en nuestros corazones, no física, sino espiritualmente.  Confía en Jesús para que tu corazón cambie hoy mismo.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

¡HOY ES DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD!

Tómate un momento para recordar cuánto Dios te ama.

Clave de Hoy
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