Perdón y algo más
“Perdóname, Señor, por favor”, oró Mateo una noche, antes de dormir. “No fue mi intención derribar la cerca de la señora Ayala esta tarde. Aunque supongo que no debía haberme cruzado por su césped, ya que ella me pidió que no lo hiciera. No lo volveré a hacer. Por favor, perdóname también por haber roto su rosal. Amén”. El niño se levantó de un brinco y se subió a su cama, listo para que su mamá lo cobijara.
La madre de Mateo le dio un besó y lo tapó. “Hijo”, expresó, “no me contaste nada sobre la cerca de la señora Ayala. ¿Qué pasó?”
Mateo frunció el ceño. “¿Tengo que contarte? Ya le pedí a Jesús que me perdone”.
“Sí, y sé que Él te ha perdonado”, le aseguró mamá, “pero si me compartes lo que pasó, es probable que yo pueda ayudarte a reparar el daño”.
“¿Reparar el daño?”, preguntó Mateo. “¿Qué significa eso?”
“Significa que arreglas las cosas con la otra persona. La Biblia enseña que, si nuestro pecado afecta a alguien, además de nosotros mismos, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por arreglar las cosas con esta persona también”, explicó su madre. “Jesús nos perdona cuando pecamos, pero todavía somos responsables de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para enderezar la situación. Tal vez tengas que ir a ver a la señora Ayala para disculparte. A lo mejor ella se está preguntando qué pasó con su cerca y su rosal”.
Mateo vaciló. “Sí, supongo que eso es lo que debo hacer’, admitió. “¿Debo ofrecerme a pagar con mi propio dinero?”
“¿Qué crees tú?”, preguntó mamá con delicadeza.
“Sí”, suspiró Mateo. “Creo que sí”.
Su madre asintió. “En la Biblia hay una historia sobre un hombre llamado Zaqueo, que era un recaudador de impuestos y se hizo rico porque hacía que las personas le pagaran más dinero del que debían. Pero todo eso cambió cuando conoció a Jesús. Cuando Jesús quiso ser amigo de Zaqueo, a pesar de que este era un pecador, él no solo se alejó de sus hábitos pecaminosos, sino que también reparó el daño causado a los demás. Zaqueo prometió devolver el dinero a todos los que engañó, cuatro veces más de lo que les había quitado”.
Los ojos de Mateo se abrieron por la sorpresa. “¿Tengo que pagarle tanto a la señora Ayala?”
Mamá rio. “No. Pero ofrécete a restaurar el daño que causaste y así le demostrarás que en verdad estás arrepentido por lo que hiciste”. — CATHERINE RUNYON
REPARA LOS DAÑOS
VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 19:8
PERO ZAQUEO, PUESTO EN PIE, DIJO A JESÚS: “SEÑOR, …SI EN ALGO HE DEFRAUDADO A ALGUIEN, SE LO RESTITUIRÉ CUADRUPLICADO”.
¿Has hecho algo que haya dañado a otra persona? A lo largo de la Biblia, el principio de la restitución es importante. Si sabemos que Jesús nos ama y nos perdona por nuestro pecado, eso puede ayudarnos a admitir nuestras equivocaciones ante los demás y reparar los daños que hemos causado. Si has afectado a alguien, aun si no fue con intención, haz todo lo posible para arreglar las cosas.
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