No es justo
“¡Se acabó!”, gritó Javier con rabia cuando entró en la casa. “¡Me harté de siempre ser el buenito!”
Papá levantó la vista de su computadora. “¡Vaya! ¿Por qué estás tan molesto?”
“¡Estoy más que molesto!”, exclamó Javier. “¡Estoy furioso!” Con eso, se dejó caer en una silla. “Yo soy el que creó el club de béisbol. Yo soy en que encontró los bates y las pelotas para el primer partido. Incluso logré que esa tienda de artículos deportivos nos donara las camisetas. ¡Pero todos parecen haberlo olvidado!”
“A ver, ¿qué pasó que te hizo enojar tanto?”, le preguntó su padre.
“¡Lo que pasó es que básicamente me botaron del equipo! Ahora que tienen más jugadores para elegir, yo me quedo sentado en la banca la mayor parte del tiempo”. Javier miró para ver si su papá se había enojado como era debido con sus noticias.
“¿Los nuevos chicos son buenos jugadores?”, preguntó el padre.
Javier se encogió de hombros. “Sí juegan bien, creo, ¡pero ese no es el punto! No me importa si los niños nuevos juegan parte del tiempo, pero ya casi nunca puedo jugar. ¡No es justo, papá!”
“Tal vez no lo sea”, afirmó su padre con calma. “Las cosas en el mundo no siempre son juntas. Sé que es frustrante y doloroso cuando las personas nos tratan injustamente, pero trata de verlo como una oportunidad. En lugar de enfadarte, cuéntales a los demás cómo te sientes y mira si pueden encontrar una solución con calma. Quizá haya otros niños que sientan lo mismo. En vez de solo tratar de conseguir más tiempo de juego para ti mismo, ve si puedes dar a todos una cantidad justa de tiempo en el campo”.
“Supongo que puedo intentarlo”, admitió Javier. “Pero ¿y si no funciona?”
“Bueno, entonces tendrás otra oportunidad… la oportunidad de demostrar el amor de Jesús a tus compañeros de equipo, a pesar de que no estás siendo tratado justamente”, respondió papá. “Jesús tampoco fue tratado con justicia. De hecho, nosotros éramos los que merecíamos ser castigados por nuestros pecados, pero Él sufrió y murió en nuestro lugar, ¡a pesar de que Él fue el que creó todo el universo! Eso sí que no es justo, ¿no te parece?”
Javier sabía que era verdad y que seguir amargado y enojado por lo que sucedió no cambiaría nada. Pero manejarlo con calma podría hacer una diferencia. — RUTH I. JAY
TRATA A LAS PERSONAS COMO LO HIZO JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 2:23 (NVI)
CUANDO PROFERÍAN INSULTOS CONTRA ÉL [JESÚS], NO REPLICABA CON INSULTOS; CUANDO PADECÍA, NO AMENAZABA, SINO QUE SE ENTREGABA A AQUEL QUE JUZGA CON JUSTICIA.
¿Cómo actúas cuando sientes que te han tratado injustamente? ¿Reaccionas con amor, como lo haría Jesús? Eso no significa que debas permitir que las personas te sigan tratando mal, pero sí significa que eliges la bondad en lugar de la ira y la amargura. Con calma aborda la situación y cuéntales cómo te sientes, y si eso no funciona, trata de buscar la ayuda de un adulto. En vez de reaccionar con enojo, muéstrales el amor de Jesús.
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