La mejor clase de belleza
“Mamá, ¿cómo puedo saber que soy bonita?”, pregunto Keyla mientras se subía a su automóvil azul.
“¿Por qué me preguntas eso?”, cuestionó su madre.
“En el almuerzo, algunas de mis amigas platicaban sobre las chicas de nuestra clase. Dijeron que Isabel es tan hermosa. ¿Yo también soy bonita?”
La mamá de Keyla se volteó para mirarla. “En primer lugar, supongo que tus amigas estaban hablando de la belleza externa. Es fácil pensar en la belleza solamente en relación con la apariencia de una persona”.
“¿Qué otra clase de belleza existe?”, preguntó la niña mientras rizaba su negra cabellera ondulada.
“También existe la belleza interna. Esta se demuestra a través de cosas como la forma en que tratas a las personas y cuidas de los demás”.
“Entonces, ¿es como cuando haces cosas buenas por otros?”, preguntó Keyla.
“Sí”, contestó mamá. “Me pareció muy bello que hayas ofrendado tu mesada para ayudar a las familias necesitadas. La belleza interior es la que le importa a Dios”.
Keyla sonrió y echó un vistazo a su reflejo en la ventana. “Mamá, ¿tengo también belleza externa?”
“Sí, la tienes, hija. Fuiste creada a la imagen de Dios. El mundo quiere que pensemos que la belleza exterior se manifiesta solo de una manera, pero eso no es verdad. La hermosura viene en todos los tamaños, formas y colores”.
“¿Seguía siendo bella cuando me caí de la bicicleta y me raspé la cara? ¿Y qué me dices de esa vez que me tuve conjuntivitis y tenía los ojos hinchados?”, preguntó Keyla.
“Por supuesto que seguías siendo hermosa, pero hay cosas en este mundo que no son tan lindas”, afirmó mamá mientras guardaba el automóvil en el garaje. “Así como podemos rasparnos por fuera, nuestra belleza interior también puede llenarse de arañazos. Cuando el pecado entró en mundo, dejó una enorme y fea cicatriz en cada uno de nuestros corazones”.
“Eso no me gusta”, opinó Keyla.
“A Dios tampoco le gusta”, aseguró la madre al cerrar la puerta del automóvil. “Por eso envió a Jesús para salvarnos del pecado, para sanar nuestros corazones y hacer que se vieran hermosos. Y un día, cuando Él regrese, sanará también nuestras cicatrices físicas”.
“Entonces, ¿son bella debido a Jesús?”, preguntó la niña.
“Exactamente”. Su mamá le dio un abrazo. “Ser amadas por Jesús es la mayor de las bellezas”. — AMANDA JASS
DIOS TE CREÓ CON BELLEZA
VERSÍCULO CLAVE: 1 SAMUEL 16:7
DIOS NO VE COMO EL HOMBRE VE, PUES EL HOMBRE MIRA LA APARIENCIA EXTERIOR, PERO EL SEÑOR MIRA EL CORAZÓN.
¿Te has enfocado más en las apariencias externas en lugar de lo que hay adentro? Nuestros cuerpos son bellos regalos de Dios, pero la Biblia dice que, cuando Dios nos mira, Él ve nuestros corazones. Debido a la fealdad del pecado, necesitamos que Jesús nos sane para que nuestras acciones puedan reflejar Su hermosura y amor. ¡Recuerda siempre que Dios te creó maravillosamente y que posees belleza por causa de Él!
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