Montañas escondidas
“¡No lo puedo creer!”, exclamó Caterina, dejando a un lado su teléfono.
“¿Qué pasó?”, preguntó su madre.
“¡La señora Andrade me dijo que ya no necesita que saque a pasear a sus perros! Su nieta se mudó a una cuadra de ellos y le darán a ella el trabajo. ¿Y ahora cómo voy a ahorrar para una nueva bicicleta?” Caterina se dejó caer en una silla. “Si a Dios en verdad le importa, ¿por qué permitió que eso suceda?”
“Sé que estás decepcionada, hija”, aseguró mamá, “pero sí le importas a Dios y Él sabe lo que está haciendo. La Biblia nos dice que Él hace que todas las cosas cooperen para nuestro bien”.
Caterina frunció el ceño. “Pero por ahora no puedo ver ni una sola buena razón para que esto ocurra, entonces, ¿cómo puedo creer que esto es para bien?”
Una hora más tarde, la niña y sus padres se subieron al automóvil y se dirigieron a la casa de sus abuelos. “¡Siempre me ha encantado el paisaje aquí!”, exclamó Caterina mientras miraba por la ventana de su vehículo. “Las nubes hacen que todo se vea más interesante hoy”.
“Pero esconden el paisaje que han al frente”, comentó su padre. “¿Dónde están nuestras montañas favoritas? Generalmente las vemos delante, pero ahora no las puedo divisar”.
“¡Tienes razón!”, exclamó Caterina. “Parecería que solo hay colinas, ¡no hay una sola montaña a la vista!”
“Qué triste”, comentó mamá. “Me encantan esas montañas. Las echaremos de menos ahora que ya no están”.
“¿No están?” Caterina levantó las cejas y se inclinó hacia adelante para ver a su madre.
“Sí”, afirmó mamá. “Si no puedo ver las montañas, ¿cómo puedo creer que realmente están ahí?”
“¡Mamá! Tú sabes que solo están escondidas detrás de las nubes”, señaló Caterina.
Su madre rio. “Lo sé, pero el que no podamos ver las montañas me recordó algo más que no siempre podemos ver: la razón de Dios para permitir que sucedan cosas difíciles en nuestras vidas. A pesar de que Su propósito al permitirte que pierdas tu trabajo está escondido de tus ojos, Él sigue siendo bueno. Su amor por ti no se mueve, al igual que esas montañas, y Él hizo visible ese amor al enviar a Su Hijo, Jesús, a morir por ti en la cruz”.
Caterina miró por la ventana. “Todavía no sé por qué Dios no me permitió mantener mi trabajo de pasear perros”, dijo después de un momento, “pero sé que debo confiar en Él, aún si no veo Sus razones”. — JESSICA DORFSMITH
CONFÍA EN LAS RAZONES DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:28
Y SABEMOS QUE PARA LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS COOPERAN PARA BIEN.
¿Te ha sucedido algo difícil y no has podido descubrir el porqué? La próxima vez que veas las nubes que cubren las montañas, o que quizá bloquean el sol, las estrellas o la luna, recuerda que esas cosas siguen ahí detrás de las nubles. Y cuando no puedes ver por qué Dios ha permitido que algo suceda, recuerda que Él en verdad tiene buenas razones. No tienes que descubrirlas. Solo recuerda cuánto Dios te ama y confía en Él
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