El gran salpicón

Keyla estaba inquieta en la fila para la popular actividad acuática del campamento de verano.  Los consejeros monitoreaban a los campistas mientras estos trepaban a una plataforma elevada, saltaban a un inflable colorido y trepaban al extremo para esperar a la siguiente persona que, al saltar, la catapultaría para que cayera en el lago.

Keyla había estado emocionada, pero ya no estaba tan segura.  Tampoco estaba segura sobre lo que pasó en el almuerzo.  La niña había recordado un sermón sobre cómo hacer la diferencia para honrar a Jesús, y sintió que debía separarse de sus amigas de siempre para sentarse con una niña que estaba sola.  Pero cuando Keyla trató de conversar con ella, la otra niña balbuceó, sin levantar la mirada.  ¡Qué incómodo!  Para colmo, las amigas de Keyla no la entendieron.

Una consejera interrumpió los pensamientos de Keyla.  ¡Era su turno! 

Keyla miró hacia abajo.  Una niña mayor y más grande estaba esperando.  De repente quería salir corriendo, salir de esa plataforma, salir del campamento, dejar los desafíos a alguien que fuera más valiente.  Pero había demasiadas personas bloqueando el camino.  No podía dar vuelta atrás.

Keyla respiró profundamente y saltó.  ¡Lo hizo!  Entonces se dio cuenta de que su peso no pudo lanzar a la otra niña.  Las mejillas de Keyla le quemaban mientras gateaba a su posición, aliviada porque faltaba poco para que todo terminara y porque su propio lanzamiento sería mínimo.  La niña que tenía atrás era diminuta.

Pero cuando Keyla miró atrás, su consejera, Malena, sonrió antes de tirarse abajo.

La niña gritó, sorprendida, y fue catapultada varios metros, antes de caer en el lago con un fuerte salpicón.  Cuando logró salir a la superficie, Malena nadó hacia ella. 

“¿Te pareció divertido?”

“En realidad, sí”, admitió Keyla.  “Pero estaba nerviosa, ¡especialmente cuando te vi a ti!”

Malena rio.  “Una de las cosas que les enseñamos aquí es que no podemos elegir el tamaño de nuestro impacto para Jesús.  Del mismo modo, los campistas no pueden elegir cómo será su salpicón en el lago.  ¿La orden para saltar?  Depende de la voluntad de los consejeros”.  Sus ojos brillaron.  “A veces nos confundimos y creemos que las personas que ‘producirán un gran salpicón’ en la vida son más importantes.  Pero ¿qué tal si nuestros supuestos fracasos incómodos son parte del plan de Dios para traer a más personas a Jesús?  Solo Él conoce los resultados.  Nuestra única meta es agradar a Dios y confiar en que Él nos ayudará a hacer Su voluntad”.

Keyla pensó en esas palabras mientras caminaba de regreso a su cabaña.  “No tengo que preocuparme por ese almuerzo incómodo ni el lanzamiento vergonzoso… solo debo confiar en Jesús”.  — PEARL ALLARD

OBEDECE A DIOS Y CONFÍA EN ÉL

VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:9 (NTV)

ASÍ QUE, YA SEA QUE ESTEMOS AQUÍ EN ESTE CUERPO O AUSENTES DE ESTE CUERPO, NUESTRO OBJETIVO ES AGRADARLO A ÉL.

¿Has tratado de hacer una diferencia para honrar a Jesús, pero no salió como esperabas?  Dios se agrada cuando Lo obedeces y compartes Su amor con los demás.  Él sabe cuál será el resultado al final, incluso si tú no sientes por ahora que tuviste éxito.  En vez de preocuparte de si hiciste o no la diferencia, simplemente sigue la guía de Dios y confía en que Él se encargará de los resultados.

Clave de Hoy
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