Una verdadera obra de arte
“Creo que es el mejor cuadro que he hecho hasta ahora”, le contó Telma a su prima, Eva, mientras pintaban juntas un día, después de la escuela. Telma sostuvo en alto la imagen de un cardenal de rojo brillante, encaramado en una rama.
“¡Qué bonito!”, comentó Eva, estudiando el cuadro por un momento. “En verdad me gusta cómo delineaste las alas ahí”. Al hacer un gesto, el pincel de la niña tocó el ala y la pintura verde manchó el cuadro de Telma. “¡Oh, no! ¡Lo siento!”, exclamó Eva.
Las niñas trataron de reparar el cuadro, pero mientras más untaban y frotaban, peor se veía. Eva se sentía terrible. “¿Me perdonas?”, preguntó, a punto de llorar. “¡Lo lamento tanto!”
Telma estaba muy decepcionada, pero trató de consolar a Eva. “No te preocupes. Está bien”. La niña miró el cuadro arruinado. “Lo volveré a hacer. La próxima vez será una obra de arte, ya lo verás”. Pero podía darse cuenta de que Eva no estaba convencida. “En serio, no hay problema”. Telma trató de confortar a Eva, pero su prima parecía sentirse peor que ella.
Esa noche, Telma contó a su familia lo que había ocurrido. “Eva todavía se siente tan mal por eso”, les compartió con tristeza. “Parece que no me cree cuando le digo que no hay problema. Me siento peor por eso que por mi cuadro arruinado”.
“Bueno, estoy orgullosa de ti por tu buena actitud y tu espíritu perdonador”, aseguró mamá.
“Yo también”, afirmó su padre. “Pero ten paciencia con Eva. Al fin y al cabo, todos somos así a veces”.
Telma miró a su padre con una expresión de desconcierto.
“Queremos que la gente nos crea cuando les decimos que han sido perdonados y Dios quiere que también Lo creamos a Él”, explicó papá. “Pero a veces no creemos”. El padre sonrió a su hija. “Recuerdo a cierta jovencita que manchó nuestra alfombra nueva después que le dijéramos que no llevara jugo a la sala. Ella estaba arrepentida y la perdonamos”. Telma sabía que hablaban de ella. “También oí que lo confesó a Jesús… varias veces”, continuó papá. “Él también la perdonó, desde la primera vez que pidió perdón”.
“Entonces me recordaste que Jesús murió para que mis pecados fueran borrados y que Él siempre me perdona”. Telma sonrió. “Una vida con todos nuestros pecados borrados… ¡Esa sí que es una verdadera obra de arte!” — DORIS L. SEGER
ACEPTA EL PERDÓN DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 43:25 (NTV)
YO, SÍ, YO SOLO, BORRARÉ TUS PECADOS POR AMOR A MÍ MISMO Y NUNCA VOLVERÉ A PENSAR EN ELLOS.
¿Le crees a Jesús cuando dice que te perdona? Si confías en El como tu Salvador, créele cuando dice que Él perdona todos tus pecados. Cuando mientes, desobedeces, dices palabras no amables o haces algo que parece aun peor, confiésalo ante Él. Cree lo que Jesús te dice en Su Palabra, la Biblia: que, a través de Su sacrificio en la cruz, todos tus pecados han sido perdonados y borrados.
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