La sombra de Carina
“Mamá, voy a llevarles galletas a los nuevos vecinos”. Carina deslizó el recipiente bajo su brazo. “Papá y yo las hicimos ayer”.
“Está bien, hijita”, afirmó su madre. Carina estaba casi por salir cuando mamá la detuvo de repente. “Hija, ¿podrías llevar a Briana contigo?” La niña frunció el ceño, pero tomó la mano de su primita. “Debe ser que mamá necesita un descanso”, pensó. Briana se estaba quedando con ellos por algunos días, mientras los tíos de Carina estaban de viaje.
Mientras caminaban por la calle, Briana levantó su mirada para ver a Carina. Su prima la observó durante todo el camino. Carina se sentía un poquito incómoda, pero rápidamente se olvidó de todo cuando llegaron a la casa de los vecinos.
Carina dio la bienvenida a los Huang, que se habían mudado desde China. Cuando los saludó, Briana saludó. Cuando Carina empezó a dar brincos en el regreso a casa, Briana también dio brincos. Carina levantó una ceja, pero se encogió de hombros y lo dejó pasar.
En los días siguientes, Briana quería hacer todo lo que Carina hacía. Cuando Carina se recogía el cabello, Briana también se lo recogía. Si Carina se vestía de rosado, su primita también quería vestirse de rosado. Briana la seguía como una pequeña sombra. Al principio, Carina no le dio mucha importancia, pero cuando Briana siguió sonriendo, riendo y actuando como ella, empezó a darse cuenta.
El último día que Briana estuvo en su casa, Carina se las arregló para escabullirse y buscar a su mamá, que se encontraba en el patio trasero. La niña se arrodilló junto al lecho de flores que su madre estaba limpiando y le contó sobre el comportamiento de Briana. “¡Ella me copia todo lo que hago, mamá!”
La madre sonrió. “Es porque te ama, por eso quiere ser como tú. Debido a tu buen carácter, Briana quiere actuar como tú lo haces y vestirte como tú te vistes”.
“No me había dado cuenta de eso”, admitió Carina.
“¿Sabes? Briana me recuerda cómo deberías actuar”, comentó mamá mientras halaba una hierba mala de la tierra. “Así como Briana quiere actuar como tú, deberíamos procurar actuar como Jesús en todo lo que hacemos. Él es nuestro mayor ejemplo y deberíamos imitarlo a mostrar Su amor y bondad a otros”.
“Sí”, respondió Carina. “Ahora recordaré cada vez que Briana actúe como yo que tengo que ser como Jesús, porque Lo amo”. — HOPE DOUGHERTY
SÉ UN IMITADOR DE CRISTO
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:1
SEAN, PUES, IMITADORES DE DIOS COMO HIJOS AMADOS.
¿Alguna vez has querido ser como otra persona o alguien ha querido ser como tú? Es natural querer imitar a alguien que amamos y admiramos. Jesús es el mayor ejemplo de cómo deberíamos vivir los cristianos. Él actuó con bondad, obediencia yamor cuando murió en la cruz por nuestros pecados, y es así como deberíamos actuar también. Muéstrale tu amor por medio de imitarlo.
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