Diferentes, pero similares
“Me encanta salir a ver la nieve”, dijo Selena mientras atrapaba un copo con la punta de su lengua.
Su papá sonrió. “Lo sé, ¡nunca quieres entrar! Pero mamá me envió a decirte que la cena está calientita y lista”. Entonces Selena y su papá entraron y se asearon para ir a cenar.
“¿Pasaste bien jugando con la nueva vecinita?”, preguntó la mamá cuando se sentaron a comer.
“En verdad, no”, respondió Selena. “Ella es de otro país y me cuesta entenderla. Creo que no voy a volver a jugar con ella”.
“Pero ni siquiera la conoces bien todavía”, señaló mamá. “Dale una oportunidad”.
Selena se encogió de hombros. “No sé… ella es demasiado diferente”. La niña miró por la ventana. “¡Miren! Está nevando otra vez, ¡con copos enormes! ¿Sabían que no existen dos copos de nieve que sean iguales? En la escuela aprendimos que cada uno está formado con patrones y diseños diferentes”.
Papá asintió. “¿Sabías que, a pesar de que no hay dos copos de nieve iguales, todos tienen algo en común?”, inquirió. “Cada uno tiene seis puntas. Y lo mismo pasa con las personas”.
“¿Cómo pasa lo mismo con las personas?”, preguntó Selena.
“Bueno, sabemos que no hay dos personas que sean exactamente iguales o que tengan las mismas experiencias”, indicó el papá, “pero con frecuencia nos olvidamos de que también somos similares en muchas maneras”.
“¿Te refieres a que todos respiramos, comemos, dormimos y a todos nos crece el cabello? ¿Cosas así?”, preguntó Selena.
“Bueno, eso también”, contestó papá, “pero estaba más bien pensando en cómo las personas de diferentes lugares del mundo tienen sus propios idiomas y costumbres, pero en lo más profundo, todos tenemos los mismos sentimientos y deseos. Todos queremos sentirnos amados y aceptados, todos nos sentimos tristes y enojados cuando otros nos juzgan sin conocernos”.
Selena suspiró. “Estás hablando de la nueva vecina, ¿verdad?”
Papá hizo un gesto afirmativo. “Otra cosa que todas las personas tienen en común es que todos hemos sido creados a imagen de Dios. Él nos ama tanto que envió a Su Hijo, Jesús, para morir por nosotros. Como Sus hijos, él quiere que compartamos de Su amor con los demás, incluso con los que se ven diferentes, porque todos tenemos la misma necesidad de Él”.
Selena miró hacia afuera para ver cómo caía la nieve, mientras asentía con su cabeza. – JANICE M. JONES
MUESTRA AMOR A TODOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 4:11
SI DIOS ASÍ NOS AMÓ, TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS AMARNOS UNOS A OTROS.
¿Cómo tratas a los niños que son diferentes a ti? ¿Los evitas o los incluyes? Si se mudaron de otro lugar, ¿haces tu mejor esfuerzo por ayudarlos? No hay dos personas que sean iguales. Dios nos creó para que seamos únicos. Pero todos hemos sido creados a Su imagen, y Jesús murió por cada uno de nosotros. Comparte Su amor al abrirte a los que sean diferentes a ti.
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