Juntos es mejor
“Oye, papá, ¿sabías que el pingüino emperador puede sobrevivir en temperaturas de menos 60 grados de sensación térmica?”, preguntó Violeta. Había estado leyendo una revista sobre la naturaleza que acababa de llegar con el correo. “A duras penas puedo sobrevivir media hora afuera cuando estamos en 0 grados. Me pregunto cómo lo hacen”. La familia de Violeta vivía en una pequeña aldea al norte en la que hacía bastante frío y solía caer nieve. La niña conocía muy bien lo que era sentir frío hasta que le dolieran los dedos de los pies.
Su padre levantó la vista de su computadora portátil. “¿Qué te parece si sigues leyendo? Estoy seguro de que el artículo explica cómo se adaptan al frío intenso de la Antártica”.
Violeta siguió leyendo y encontró la respuesta. “Aquí dice que todos los pingüinos se abrazan unos a otros y forman un gran círculo. Los pingüinos de adentro están protegidos del viento y se calientan por la temperatura corporal del resto de pingüinos. Se toman turnos para moverse al interior del círculo y calentarse”.
“Un pingüino solo jamás sobreviviría fuera del grupo”, aseguró papá. “¿Sabes? Dios nos hizo parecidos a los pingüinos”.
Violeta empezó a caminar como pingüino por toda la sala. “¿Me veo como uno de esos animalitos o qué?”
Su padre rio. “Bueno, tal vez un poquito. Pero lo que quería decir es que nos necesitamos unos a otros para apoyarnos y animarnos. Cuando mamá se enfermó el año pasado, no sé qué habríamos hecho si nuestros vecinos y amigos no nos hubiesen traído comida o ayudado con el transporte. Nos rodearon con su amor para que pudiéramos atravesar un tiempo muy duro en nuestra familia”.
Violeta asintió. “La señora Carmen incluso limpió nuestra casa un par de meses, hasta que mamá se sintió mejor”.
“¡Así es!”, exclamó papá. “Dios nos creó para que tengamos comunidad con otras personas, y cuando nuestros amigos y vecinos cristianos nos ayudaron durante ese tiempo difícil, nos mostraron el amor y el aliento de Jesús. Ellos nos recordaron que el Señor estaba con nosotros. Ahora nosotros podemos buscar la manera de ayudar a otras personas que tengan alguna necesidad”.
“Estuve ayudando a mamá a hacer canastas de alegría para la gente que está en el hospital”, comentó Violeta. “Dijo que, ahora que se siente mejor, quiere compartir el amor de Dios y sus palabras de ánimo con los demás pacientes”.
Papá asintió. “Necesitamos apoyarnos unos a otros, ¡al igual que los pingüinos!” — KENDRA ANGLE
¡JUNTOS ES MEJOR!
VERSÍCULO CLAVE: ECLESIASTÉS 4:9-10
MÁS VALEN DOS QUE UNO SOLO… PORQUE SI UNO DE ELLOS CAE, EL OTRO LEVANTARÁ A SU COMPAÑERO.
¿Has sentido soledad o sufrimiento y alguien después te compartió una palabra amable o un delicado abrazo? ¿Te hizo sentir mejor saber que tenías un amigo que se preocupa por ti? Jesús quiere que nos apoyemos y animemos unos a otros, especialmente en los tiempos difíciles. Podemos recordarnos unos a otros del amor de Dios y que Él siempre está con nosotros. ¡Busca la manera en que puedes ser de ánimo para alguna persona que necesite una mano amiga!
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