Una lengua fuera de control
“¿Por qué no invitaste a Joel a venir a acampar con nosotros?”, preguntó papá mientras él y Tato se sentaban junto a la fogata.
Tato miró a su papá. “¡Su madre está en un hospital psiquiátrico!”
“Sí”, respondió el papá. “Ella está recibiendo la ayuda que necesita para su salud mental”.
“Yo sabía que estaba en un hospital, pero no sabía en qué clase de hospital hasta que un chico en la escuela me contó”, dijo Tato. “Los niños de la escuela dicen que Joel también debe estar loco y… bueno, ¿no te parece que a veces es un poco raro?”
“No más raro que el resto de nosotros”, contestó papá. “No juzgues todo lo que Joel hace por el hecho de que su mamá está enferma, y recuerda que está enferma, no está ‘loca’, como dijiste”. Tato no dijo nada, pero no estaba convencido.
Mientras Tato se secaba, después de haber nadado en el río al día siguiente, dejó escapar un grito. “¡Papá! ¡Hay un gusano asqueroso en mi pierna! ¡No me lo puedo sacar!”
El padre se apresuró para ver qué pasaba. “Es una sanguijuela, Tato. Las sanguijuelas viven en el agua y a veces se pegan a los que van a nadar ahí. Quédate quito, voy a tratar de quitártela”. Papá tuvo éxito al quitar la sanguijuela, pero la pierna de Tato siguió sangrando. “Las sanguijuelas dejan una sustancia que evita que la sangre se coagule”, explicó el papá, “pero vamos a lavar y vendar tu pierna, y estoy seguro de que vas a estar bien”.
En poco tiempo, el padre había vendado a Tato. “¿Sabes, Tato? Las sanguijuelas me recuerdan a los chismes. Los chismes también se quedan pegados y son difíciles de eliminar. Incluso después de que la gente deja de hablar, los que han sido víctimas del chisme siguen heridos. Estoy seguro de que las cosas que los niños dicen sobre Joel son dolorosas para él. Todos esos chismes podrían estarle succionando el gozo de la vida a tu amiguito”.
“No… yo no quería hacerle daño a Joel”, replicó Tato.
“No, pero el chisme hace daño a las personas, y es un pecado. Llama la atención a los problemas y defectos de otras personas, en cosas que a veces ni siquiera son ciertas, para que los demás no nos vean a nosotros. Debemos recordar que somos tan débiles y defectuosos como todos los demás y que Jesús murió para salvarnos a todos. No mostramos el amor de Dios cuando chismeamos o hablamos mal de la gente, ni a la persona que nos oye ni a la persona de la que estamos hablando”.
“Lo siento, papá”, admitió Tato. “Le voy a mandar un mensaje a Joel para ver si quiere venir acá. Luego le voy a pedir perdón”.– BARBARA J. WESTBERG
EL CHISME ES PECADO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 39:1
GUARDARÉ MIS CAMINOS PARA NO PECAR CON MI LENGUA.
¿Eres culpable de haber herido a alguna persona por propagar chismes? No peques dañando a otras personas de esta manera. Incluso si crees que algo malo que se dijo de otra persona es cierto, piensa en cómo te sentirías si alguien dijera algo parecido sobre ti y no lo sigas divulgando. En lugar de eso, muestra el amor de Jesús al hablar palabras que ayuden a animar a los demás, en vez de hacerles daño.
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