La batalla perdida
“¿Por qué estás tan callada, Alana?”, preguntó mamá. “¿Hay algo que te esté molestando?”
Alana suspiró. “He tratado mil veces de actuar como cristiana y no tengo éxito. Hoy dije una mentira y la semana pasada me enfadé. Los cristianos no cuentan mentiras ni se enfadan”.
“Oh, hija, ¡eso no es verdad!”, aseguró su madre. “Me parece que debes pedir perdón, pero decir una mentira o enojarte no significa que no seas cristiana. Eres cristiana porque confías en Jesús y Su Espíritu vive en tu interior”.
“Lo sé, pero no puedo vivir como debería hacerlo un cristiano”, contestó Alana. “Mejor será que me dé por vencida. ¡Soy un fracaso total!”
En lugar de contradecirla, mamá le pidió su hija que pusiera la mesa para la cena. Después de haber orado por los alimentos, Alana observó sorprendida cómo su madre se sirvió enormes porciones de papa, caldo de carne y otros alimentos. “¡Mamá! Creí que estabas a dieta”. La niña había estado tan orgullosa por cada kilogramo que había perdido su madre.
“Estaba”, afirmó mamá mientras ponía mantequilla en un gran pedazo de pan, “pero hoy comí un pedazo de pastel. Hice trampa en mi dieta”. Ella suspiró. “La semana pasada comí helado. ¡Es demasiado difícil estar a dieta!”
“¡Pero te estaba yendo tan bien!”, exclamó Alana.
La madre se encogió de hombros. “Sí, pero está tomando mucho tiempo. No puedo acostumbrarme a no comer todas las cosas dulces que me encantan, y estoy cansada de intentarlo. Mejor será que me dé por vencida de una vez. Soy un fracaso total”.
“No, no es verdad, mamá. Tú…” Alana quedó boquiabierta al darse cuenta de que su mamá había usado la misma expresión que ella utilizó unos minutos antes. “Está bien, mamá. Te entiendo. No eres un fracaso porque rompiste tu dieta, ni yo soy un fracaso porque dije una mentira”.
“¡Exactamente!”, expresó su madre, retirando su plato. “Ser cristiana no es tener una vida perfecta; es tener una nueva vida a través de Jesús, quien nos perdona cuando pecamos y nos ayuda a hacer lo correcto. Ambas perdimos una batalla hoy, pero no hemos perdido la guerra”. — BARBARA J. WESTBERG
NO TE CANSES DE LUCHAR CONTRA EL PECADO
VERSÍCULO CLAVE: 1 TIMOTEO 6:12
PELEA LA BUENA BATALLA DE LA FE.
¿Te desanimas porque haces con frecuencia cosas que están mal? ¿Sientes que sería mejor dejar de tratar de vivir cristianamente? Dios no quiere que te rindas. Él te ayudará en tu lucha contra el pecado. Cada vez que pelees una batalla, confiesa tu pecado y pídele perdón a Jesús. Él ya ha ganado la guerra en contra del pecado y te ayudará a luchar cada batalla en contra de la tentación.
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