Clara, la torpe
Mientras Alejandra se alejaba del mostrador de la cafetería de la escuela, su bandeja se cayó se sus manos. Salpicada de comida, miró enojada a la niña que se había tropezado con ella. Era Clara, la torpe.
“Oh, Alejandra, ¡lo siento tanto!”, comenzó a decir Clara, ruborizándose al momento en que los niños que estaban detrás se burlaban de ella y reían.
Alejandra se detuvo y empezó a recoger los cubiertos regados y los vidrios rotos, mientras que Clara trataba de limpiar la comida con una servilleta. “No te molestes con eso”, señaló Alejandra. “Voy a llamar al conserje”.
Clara estaba a punto de llorar. “En verdad lo siento”, balbuceó cuando Alejandra pasó rozándola.
Cuando Alejandra llegó a casa, su madre le preguntó por qué tenía manchas de comida en su ropa. “¡Pobre Clara! Debió sentirse muy avergonzada”, comentó mamá después de oír la historia.
“¿Y yo? ¡Yo me sentí avergonzada!”, exclamó Alejandra.
“Seguro que sí, y lo siento”, indicó su madre. “Pero es importante que pienses también en los sentimientos de Clara. ¿Puedes pensar en la forma de ayudarla para que se sienta más relajada? Parece que no tiene muchos amigos, y de lo que me has contado, los niños la fastidian mucho”.
“Sí”, pensó Alejandra. “La llaman Clara, la torpe, porque eso es… ¡torpe!” Pero toda la noche, las palabras de mamá dieron vueltas en su mente. Alejandra era cristiana y sabía que Jesús amaba a Clara tanto como a ella, y Él quería que le mostrara a Clara Su amor y bondad.
Al día siguiente, después de tomar su bandeja para el almuerzo, Alejandra se dirigió a la mesa de la esquina más lejana, donde Clara estaba sentada sola. Mientras se acercaba, vio que un rubor incómodo subió por el cuello de la niña hasta su cara. “Hola”, saludó Alejandra con una sonrisa.
“Siento mucho haberme tropezado contigo ayer”, expresó Clara. “No fue mi intención”.
“Lo sé, Clara. A veces yo también hago cosas así. A todos nos pasa”.
Alejandra le preguntó a Clara qué le gustaba hacer para divertirse. Mientras las niñas platicaban, Clara empezó a relajarse y Alejandra también se sintió mejor. “Amado Señor”, oró en silencio, “por favor, ayúdame a ser una amiga para Clara, no solo hoy, sino todos los días”.NANCY K. POTTER
TRATA A OTROS CON BONDAD
VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 3:12
USTEDES COMO ESCOGIDOS DE DIOS, SANTOS Y AMADOS, REVÍSTANSE DE TIERNA COMPASIÓN, BONDAD, HUMILDAD, MANSEDUMBRE Y PACIENCIA.
¿Conoces a alguien que esté solitario? ¿Hay alguien que necesita un amigo? Recuerda cuánto Jesús te ama y ama también a todos los demás. ¿Cómo puedes mostrar a otros Su amor y bondad? Quizá puedas invitar a alguien a sentarse o a jugar contigo en el recreo. Pídele a Jesús que te ayude a brindar tu amistad a otros.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!