Un horrible hoyo
Claudio silbó para llamar a su perro. “Ven, Otto”, le ordenó. “Exploremos un poquito”. Otto vino corriendo, feliz, y los dos salieron a explorar un bosque que había cerca de su casa.
Era el fin del otoño. El piso estaba cubierto con una gruesa alfombra de hojas y, en algunos lugares, estas estaban tapadas con una cobija de nieve recién caída. “Mira, Otto”, indicó Claudio. “Sigamos estas huellas de animales”. Niño y perro siguieron las huellas, adentrándose en el bosque, antes de desaparecer. “Será mejor que regresemos”, comentó Claudio. “Nunca antes habíamos estado en este lugar del bosque”.
El niño se dio vuelta y comenzó el trayecto de regreso a casa cuando, de repente, ¡PUM! Tropezó con la raíz de un árbol y cayó de cabeza a un área muy profunda y agrietada del suelo. “Me pregunto si alguien trató de cavar un pozo aquí”, pensó mientras se levantaba rápidamente, se sacudía y trataba de trepar por las paredes resbalosas del hoyo. El lugar era resbaloso y el niño cayó nuevamente al fondo, una y otra vez. Otto estaba parado arriba, ladrando y mirando hacia abajo, ansioso. “¡Otto!”, gritó Claudio. “¡No puedo salir! ¡Ve a buscar ayuda!” Otto solo aulló. “¡Ve a casa!”, le mandó el niño. Se sintió aliviado cuando el perro finalmente salió corriendo.
Claudio siguió intentando, pero no podía salir del hoyo. Estaba oscureciendo y empezó a sentir miedo. “¡Auxilio!”, exclamó a todo pulmón. Entonces le pareció oír voces en la distancia. “¡Socorro!”, volvió a gritar. En pocos minutos, apareció una cara en el borde del hoyo. “¡Papá!”, clamó Claudio, aliviado.
“Cuando Otto llegó a la casa sin ti, supusimos que necesitabas ayuda”, explicó su padre, “así que vinimos a buscarte. De hecho, Otto nos guio hasta acá”.
“¡Buen perro, Otto!”, indicó Claudio.
Varios días después, el niño leyó un versículo de la Biblia que hablaba de cómo Dios sacó al salmista de un hoyo. “Yo puedo identificarme con ese versículo”, afirmó. “¡Es parecido a lo que me pasó!”
Su padre asintió. “Es un abuena descripción de las personas que confían en Jesús”, comentó. “Las personas no pueden salvarse a sí mismas del hoyo del pecado, sin importar cuánto lo intenten. Esa es la razón por la que Jesús murió en la cruz y resucitó, para rescatarnos de ese hoy. ¡Toda persona necesita que Jesús le rescate del pecado!”
CHARLES VANDERMEER
CONFÍA EN JESÚS PARA QUE TE SALVE
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 40:2
ME SACÓ DEL HOYO DE LA DESTRUCCIÓN… ASENTÓ MIS PIES SOBRE UNA ROCA Y AFIRMÓ MIS PASOS.
¿Crees que puedes salvarte a ti mismo del hoyo del pecado? La Biblia dice que debes ser salvo por Jesús, no por tus propias buenas obras. Ir a la iglesia, dar ofrendas, ayudar a los demás… ninguna de estas cosas puede salvarte. Deja de tratar de salvarte a ti mismo. En lugar de eso, confía en Jesús. Necesitas que Él sea quien te rescate. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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