Arriba, arriba y más arriba
“¿Cuántos globos hay ahí?”, preguntó Malaquías mientras él y su padre caminaban hacia la multitud. Todos estaban esperando por ver a grupo de globos aerostáticos elevarse del suelo.
“No sé”, contestó el papá, “pero este es un evento muy importante. La gente viene de todos lados para ser parte de él”.
Casi enseguida, la mayoría de los coloridos globos se inflaron y empezaron a flotar en el cielo.
“¡Guau@”, dijo Malaquías mientras observaba cómo ascendían. “¡Estoy seguro de que se están divirtiendo! Recuerdo cómo se sentía flotar hacia arriba, a las nubes, esa vez que el tío Carlos me llevó en su globo aerostático. Pero no pudimos subir muy alto. El viento soplaba tan fuerte, que el tío Carl tuvo que mantener al globo anclado en el suelo con una cuerda”.
“Sí, lo recuerdo”, señaló el papá mientras daba un vistazo a los globos que flotaban en el cielo. “¿Sabes a qué me recuerdan estos globos?”
“Yo sé. ¡A los pájaros!” Malaquías señaló un globo de color rojo brillante con grandes letras doradas. “Ese se parece a un cardenal”.
“Es verdad, y ambos vuelan por los aires”, indicó papá. “Pero estaba pensando en algo muy diferente. Los globos me recuerdan que, si en verdad entregamos nuestros problemas al Señor, Él los levantará de nosotros y se los llevará lejos”.
“Escuché al pastor Fernández decir algo parecido”, dijo Malaquías. “¿Eso significa que ya no vamos a tener problemas?”
“No, pero sí significa que, si oramos por nuestros problemas y confiamos en que Jesús cuidará de nosotros, no seguiremos preocupándonos ni llenándonos de ansiedad, sin poder pensar en otra cosa”, explicó papá. “Si no creemos que Él en realidad cuida de nosotros, permanecemos amarrados a nuestros problemas, como ustedes se quedaron amarrados al piso ese día en que subieron al globo del tío Carlos”.
Malaquías asintió. “No podríamos flotar hacia arriba”.
“No, y así como un globo necesita ser soltado para que pueda flotar hacia arriba, debemos soltar nuestros miedos y ponerlos en las manos de Dios”, afirmó el papá. “En lugar de continuamente preocuparnos y llenarnos de ansiedad, debemos recordar que Jesús nos ha salvado y que quiere que confiemos en Él cuando tengamos miedo. Cuando así lo hacemos, Él nos dará su paz en vez de nuestras preocupaciones”.– ANNETTE S. BURY
DEJA QUE JESÚS SE LLEVE TUS CARGAS
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 5:7 (NVI)
DEPOSITEN EN ÉL TODA ANSIEDAD, PORQUE ÉL CUIDA DE USTEDES.
¿Tienes algún problema que parezca demasiado grande como para que puedas manejarlo? ¿Desearías que tus preocupaciones pudieran flotar lejos? Jesús quiere que le entregues esos problemas y preocupaciones a Él. Él sabe cómo encargarse de ellos. Conversa con Él y pídele que te muestre si hay algo que puedas hacer para mejorar la situación. Luego confía en que Dios resolverá las cosas. Permite que Él se lleve tus cargas y las lleve por ti.
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