Los ingredientes necesarios (Parte 2)
Mamá partió un pedazo de pastel húmedo de chocolate y se lo entregó a César con un tenedor. El niño no perdió el tiempo y de inmediato se metió un pedazo a la boca. “Hijo, no solo eres importante para Dios, sino también para otras personas, aun si ellos no lo creen”.
César tragó. “Eso no lo sé”.
“Todos los hijos de Dios forman un grupo llamado el cuerpo de Cristo. Cada uno de nosotros es como una de las distintas partes del cuerpo que utiliza nuestros dones únicos. Jesús es la cabeza, el que está a cargo de todos nosotros. Cada parte es necesaria y tiene que estar conectada, no solo a la cabeza, sino también a otras partes, para que el cuerpo esté saludable. Si una de las partes está herida o hace falta, todo el cuerpo sufre”.
“Pero ¿qué pasa si yo soy la parte herida?”, preguntó César. “Nadie más en mi clase está sufriendo. Ellos son los que me hirieron, para comenzar. ¡Y así dicen que son cristianos!”
“El que se hayan burlado de ti por lo que te toca hacer en la obra de teatro definitivamente está mal”, aseguró su madre. “Pero responder renunciando tampoco está bien. Toda tu clase sufrirá. Si nadie maneja las luces, ¡nadie verá la obra!”
Mamá levantó el contenedor de la harina. “Si la harina le dijera al polvo de hornear que no es importante y este se fuera corriendo, ¿la receta dejará de necesitar el polvo de hornear?”
César suspiró. “No”.
Su madre sostuvo el frasco con la harina en una mano y fingió que era un títere. “Polvo de hornear, ¡estás acabado! ¡Esta receta dice que se necesitan tres tazas de mí y solo una cucharadita de ti! ¡Adivina quién es más importante! ¡Ja, ja, ja!”
César rio, a pesar de cómo se sentía. “¿En serio? ¡Trata de hacer un pastel sin mí!”, exclamó, agarrando el contenedor del polvo de hornear. “Tú estás acabado. ¡Tu pastel será feo y aplastado sin mí!” Ambos rieron. “Supongo que es ridículo pensar que no importamos, ¿verdad?”, reflexionó el niño. “Sé que mi trabajo de manejar las luces es importante… y todas las demás partes también son importantes. No entiendo por qué los niños se burlan de mí. Todavía me duele. Pero si todos somos parte del cuerpo de Cristo, trataré de recordar que tengo que permanecer conectado. Aunque todavía quiero renunciar, no lo haré”. — PEARL ALLARD
ERES IMPORTANTE PARA OTRAS PERSONAS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 12:6 (NTV)
DIOS TRABAJA DE MANERAS DIFERENTES, PERO ES EL MISMO DIOS QUIEN HACE LA OBRA EN TODOS NOSOTROS.
¿Has sentido alguna vez que los demás cristianos no te necesitan? Es doloroso cuando la gente no reconoce la diferencia que haces, pero la verdad es que todavía eres importante para los demás. Todos los que confían en Jesús componen el cuerpo de Cristo y nos necesitamos los unos a los otros. Permanece en conexión con otros cristianos, aun si te han herido, y sigue utilizando tus dones únicos para servir a Jesús.
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