La banca pintada (Parte 2)
La abuela acababa de terminar de poner las galletas en el horno cuando Eduardo entró en la cocina. “Estaba a punto de salir a cortar unas rosas”, comentó la anciana. “¿Quieres acompañarme?” El niño asintió y la siguió afuera.
Después de hacer algunos cortes, la abuela rompió el silencio. “¿En qué estás pensando?”
Eduardo se quedó callado por un momento antes de responder. “Últimamente Gaby ha estado portándose mal conmigo, pero hace unos minutos se disculpó por todo”. Suspiró. “Yo sé que está mal, pero en verdad no quiero perdonarla”.
“¿Por qué?”, preguntó su abuela.
“¡Ella rompió mi juguete favorito!”, explicó Eduardo. “¡Ahorré por meses para comprarlo!”
La anciana no respondió y se puso a recoger las rosas. Eduardo suspiró en frustración y se sentó en una banca cercana, para luego pararse de un brinco por la sorpresa.
“¡Ah! ¡La pintura todavía está fresca!”, exclamó.
Su abuela trató de ocultar la risa. “Tu abuelo debe haber terminado de pintar esa banca hoy. Puedes ver en el lugar donde te sentaste lo desgastada que estaba la banca por debajo”.
“Sí”, señaló Eduardo. “Pero quisiera haberme dado cuenta de que la pintura seguía fresca”.
“Bueno, creo que esto sirve como una buena ilustración para tu problema”, indicó la abuela. “La banca parece nueva, ¿verdad? Pero todavía debemos esperar a que la pintura se seque para que podamos disfrutarla por completo. El perdón es más o menos parecido. Cuando perdonamos, es como si nos pusiéramos una nueva capa de pintura en una relación que fue dañada. Comenzamos desde cero con esa persona. Pero eso no significa que todo estará perfecto en seguida. Te tomará tiempo para que puedas confiar completamente en Gaby otra vez”.
“¿Y eso está bien?”, preguntó Eduardo.
“Claro que sí”, aseguró la abuela. “El perdón a veces puede ser un proceso difícil, pero siempre comienza con recordar que Jesús te ha perdonado por todos tus pecados y quiere que perdones a otros. Él te dará la fuerza de perdonar a Gaby”.
“Está bien, abuela”, admitió Eduardo. “Voy a entrar a cambiarme de pantalón, y luego le preguntaré a Gaby si quiere ayudarme a reparar mi juguete”. — GABRIELLA HSU
JESÚS NOS DA LA FUERZA PARA PERDONAR
VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 17:4
Y SI PECA CONTRA TI SIETE VECES AL DÍA, Y VUELVE A TI SIETE VECES, DICIENDO: “ME ARREPIENTO” PERDÓNALO.
¿Es difícil para ti perdonar a alguien que te haya hecho daño? Perdonar puede ser duro a veces y Dios entiende que puede tomar un tiempo. Dios no solo entiende, sino que promete estar con nosotros y darnos la fuerza para perdonar a otros como Él nos ha perdonado. Cuando alguien te ofende, recuerda cuántas ofensas Jesús te ha perdonado y confía en que Él te ayudará a perdonar a otros, sin importar lo que hayan hecho.
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