Abre la puerta

“Tengo que dibujar una flor para la clase de arte este fin de semana”, le contó Cecilia a su mamá.  “Creo que iré a dibujar una de las flores moradas que crecen al otro lado de la cerca del señor Peñafiel”.  El señor Peñafiel era un vecino que la familia conocía bien y que tenía una pequeña granja en ese lugar.

“Está bien”, señaló mamá.  “Pero asegúrate de cerrar bien la puerta cuando termines.  El señor Peñafiel no quiere que Anabel se salga”.  Anabel era la cabra revoltosa del vecino.

Cecilia asintió, tomó papel y lápiz, y salió.  Abrió la puerta del jardín del señor Peñafiel, se sentó junto a una mata de flores moradas y comenzó a dibujar.  Una vez que estuvo satisfecha con su dibujo, salió por la puerta y regresó a la casa.

Unas horas después, Cecilia miró por la ventana y vio a Anabel corriendo por la calle.  “¡Oh no!”, pensó.  “¡Me olvidé de fijarme si la puerta de la cerca quedó bien cerrada!  Esa cabra loca probablemente la empujó con la cabeza y se salió”.

Cecilia estuvo a punto de salir corriendo detrás de la cabra, pero en ese momento vio al señor Peñafiel entrar en su casa.  Él tocó el timbre varias veces.  Cecilia salió disparada hacia su habitación.  “Mamá debe estar en el en el patio trasero, trabajando en el huerto”, pensó, aliviada.  “No abrirá la puerta”.  Cecilia espió por la ventana y vio que el señor Peñafiel se daba la vuelta para irse, pero, en ese momento, el automóvil de su padre entró en el garaje.  Él y el señor Peñafiel platicaron por unos minutos y luego el vecino regresó a su casa.

Minutos más tarde, Cecilia estaba tocando el timbre de la casa del señor Peñafiel.  Su papá la había enviado a pedir disculpas.

Al regresar a su hogar, Cecilia les contó a sus padres lo que sucedió.  “El señor Peñafiel ya había recuperado a Anabel cuando llegué.  La vio corriendo y la atrajo con su comida favorita, zanahorias.  Me dijo que, si yo hubiese abierto la puerta y pedido perdón cuando él vino, me habría perdonado enseguida”.  La niña sonrió.  “Es muy parecido a lo que Jesús hace por nosotros.  Jesús quiere perdonar a las personas, pero primero estas deben ver su necesidad de Él e invitarlo a sus vidas”.

“Es verdad”, afirmó su padre.  “Hay un versículo de la Biblia que habla de eso.  ‘Yo estoy a la puerta y llamo”. — AGNES G. LIVEZEY

INVITA A JESÚS A TU VIDA

  VERSÍCULO CLAVE: APOCALIPSIS 3:20

YO ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO; SI ALGUIEN OYE MI VOZ Y ABRE LA PUERTA, ENTRARÉ A ÉL, Y CENARÉ CON ÉL Y ÉL CONMIGO.

¿Has invitado a Jesús a tu vida?  ¿Has admitido que eres pecador y que necesitas el perdón de Dios?  ¿O estás tratando de esconder tu pecado?  Jesús sabe todo y quiere perdonarte.  Pero primero debes admitir que eres un pecador y poner tu confianza en Él.  (Haz clic aquí para que leas acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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