Cuidar a Adela
Mientras Nora y su hermanita menor, Adela, comían el desayuno, mamá tenía algunas instrucciones para ellas. “Esta tarde tengo una reunión y tu papá estará fuera de la ciudad todo el día, así que ninguno de nosotros puede recogerlas de la escuela”, señaló. “La señora Cisneros vive a dos cuadras de su escuela y pueden ir allá hasta que yo pase por ustedes”.
“¿Cómo llegaremos a su casa?”, preguntó Adela.
“Nora conoce el camino”, aseguró mamá. “Nora, quiero que recojas a Adela de su aula después de la escuela y que vayas directo a la casa de la señora Cisneros. Ella te estará esperando, ¿está bien?”
“Claro que sí, mamá”, respondió Nora. Ella sabía que tenía una tarea importante y eso le hizo sentir como niña grande.
Nora pensó todo el día en su responsabilidad para con Adela. A la hora del almuerzo, se asomó al patio de los niños pequeños y vio que su hermanita estaba jugando con su amigo Pedro. Nora observó por algunos minutos. “Estoy cuidando a Adela”, pensó, sorprendida, al recordar lo que había escuchado en la iglesia el día anterior. Su maestra les había dicho: “Dios cuida de ustedes”.
Cuando llegó la hora de pasar por su hermana, Nora caminó hacia el aula de Adela y se paró en la puerta, como lo hacían sus padres.
“¡Nora! ¡Eres tú!”, exclamó Adela corriendo y lanzándose para abrazar a su hermana. “¿Dónde está mi papi?”
“Papá está fuera de la ciudad”, indicó Nora. “Vamos a la casa de la señora Cisneros, ¿recuerdas?”
Adela no se acordaba. No sabía que Nora había estado pensando todo el día en ella ni que la había cuidado durante el almuerzo.
Las niñas se tomaron de la mano mientras caminaban hacia el cruce peatonal. Se detuvieron y Nora sostuvo fuertemente la mano de su hermanita mientras esperaban en silencio por la señal que les permitiría cruzar la calle.
Al estar ahí, sosteniendo la mano de Adela, Nora se sintió feliz por dentro. “Amo a Adela y Jesús me ama”, pensó. “No siempre pienso en Jesús, pero Él me ama y me cuida todo el tiempo. Él nunca duerme, siempre está conmigo y me lleva a donde tengo que ir”.
La señal para cruzar se encendió y Nora apretó la mano de Adela mientras cruzaban juntas la calle”. – MYRINA D. MCCOLLOUGH
DIOS CUIDA DE SUS HIJOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 121:3
NO SE ADORMECERÁ EL QUE TE GUARDA.
¿Sabías que Jesús te ama y siempre te está cuidando? Aun cuando no sientas su presencia ni pienses en el hecho que está contigo, Él cuida de ti. Jesús piensa todo el tiempo en ti. Dale gracias a Dios por Su constante amor y cuidado.
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