La danza de la devoción

“Cierra los ojos, Clara”, susurró su mamá.  “Tenemos una sorpresa para ti”.  La niña cerró sus ojos y su padre la guio al cuarto de juegos.

Papá le indicó: “Ya puedes abrir tus ojos”.

Clara quedó boquiabierta al ver el escenario rectangular de madera al otro extremo de la habitación.  En el escenario había una barra de ballet y un espejo de cuerpo completo con luces.  La niña gritó de emoción.  “¡Guau!  Qué buena sorpresa.  ¿Es hoy alguna fecha especial?”

“No, hijita”, comentó la madre.  “Tu padre y yo solo queremos que desarrolles los talentos que Dios te ha dado.  Bueno, ¿te vas a quedar aquí parada o vas a ir a probar el escenario?”

Clara saltó a la plataforma.  “Miren esto”.  La niña hizo algunas piruetas laterales, luego probó diferentes posiciones de danza, aferrándose a la barra.  “¿Puedo poner música?”

“Por supuesto”, dijo su madre, “solo mantén bajo el volumen”.

Clara se fijó en un viejo baúl.  “¿Qué es eso?”

“Es otra sorpresa.  Anda, ábrelo”, indicó su padre.

El baúl estaba lleno de trajes coloridos y brillantes que su mamá había guardado de sus recitales de danza cuando era pequeña.  Clara eligió un disfraz rosado de mariposa y se lo probó.  La niña sonrió.  “Ahora puedo practicar mis rutinas de danza”.

“También puedes alabar a Dios con tu baile”, aseguró su madre.  “Al igual que cantar, la danza puede ser un acto de adoración”.

Clara corrió por el escenario y dio un salto en el aire.  “¡Estoy saltando para Jesús!”

Mamá caminó al borde del escenario.  “Alabamos y adoramos a Dios por todo lo que Él ha hecho por nosotros.  Te dimos este escenario como regalo para que pudieras desarrollar tus talentos, pero Él nos dio el mejor regalo de todos: Su Hijo, Jesús.  Me alegra que desees usar los talentos que el Señor te ha dado para darle gracias por Su gran amor”.

Unas horas después, mamá y papá encontraron a Clara cantando y bailando en su nuevo escenario.  “Soy libre para cantar, soy libre para danzar, soy libre para gritar, soy libre…”  La niña se detuvo cuando vio a sus padres.  “¿A Jesús le agrada verme danzar y cantar?”, preguntó.

“Sí”, contestó su madre.  “Nada honra más a Dios que un corazón lleno de gratitud”.

Clara dio un giro y dijo: “Si no les importa, necesito practicar mi danza de la devoción”.  – LINDA RAY CENTER

ALABA Y ADORA AL SEÑOR

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 149:3

ALABEN SU NOMBRE CON DANZA; Y CANTEN A ÉL ALABANZA CON PANDERO Y LIRA.                          

¿Alabas a Dios con los dones que Él te ha dado?  Dios es el dador de todo lo bueno, y los talentos y habilidades que Él te ha dado pueden ser usados para adorarlo a Él.  Su mayor regalo es Su Hijo, Jesús, que murió para salvarnos del pecado.  Sigue esforzándote por desarrollar los talentos que Él te ha dado y úsalos para alabar a Dios y bendecir a otros.

Clave de Hoy
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