Hecho maravillosamente
Claudio y Renato observaban a papá mientras este armaba un modelo en miniatura del cuerpo humano que habían comprado para sus clases de biología.
“La creación de Dios me sorprende”, exclamó papá. “¿Sabían que el corazón humano, que no es más grande que nuestro puño cerrado, bombea más de 4000 galones de sangre por día?”
“Sí, lo escuché en un vídeo en la clase”, respondió Renato. “También aprendimos sobre los ojos. Están en cuencas, y están protegidos por una órbita de siete huesos”.
“Y nuestras pestañas y cejas los guardan del polvo y el sudor”, agregó Claudio, “y cada vez que parpadeamos, un líquido especial lava nuestros ojos”.
Papá sonrió. “¡Correcto! ¿Y se han fijado que las palmas de sus manos son antideslizantes, para que podamos agarrar las cosas? Piensen en sus dedos y en todo lo que pueden hacer. Los usamos para escribir, para pintar, para martillar un clavo, para tocar el piano…”
“Para atrapar una pelota”, añadió Claudio.
Papá asintió. “Es tal como lo dice la Biblia, que fuimos hechos asombrosa y maravillosamente. Dios creó al cuerpo humano para que haga cosas asombrosas. Su grandiosa obra no es para reírse, ¿verdad?”
“¿Reírse?”, preguntó Renato. “¿A qué te refieres?”
“Bueno, a veces oigo a la gente decir cosas sobre el cuerpo humano que no son respetuosas”, respondió papá. “Hacen bromas sobre los órganos que Dios diseñó y sus funciones, e incluso a veces se burlan de las personas que tienen un cuerpo diferente al suyo”.
Renato lo aseveró: “En ocasiones, mis amigos me mandan cosas que se burlan de cosas así… o incluso de personas específicas”.
“Pero Dios no desea que tratemos así a las personas que Él creó, o a sus cuerpos”, indicó el papá. “Él nos ama tanto que envió a Jesús para morir por nosotros. Cuando confiamos en Dios, Él nos da nuevos corazones, pero un día nos dará también cuerpos nuevos. Serán cuerpos sin pecado, sin enfermedad y sin muerte”.
“¡Guau!”, dijo Claudio. “¡Eso suena genial!”
Papá hizo un gesto afirmativo. “Sí es genial. Esa es la razón por la que debemos tratar con respeto nuestros cuerpos, y los de los demás. Nuestro cuerpo nos recuerda cuánto Dios nos ama, todo lo que ha hecho por nosotros y lo que Él ha prometido hacer por nosotros en el futuro”. – AGNES LIVEZEY
RESPETA LOS CUERPOS QUE DIOS HA CREADO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:14
TE DARÉ GRACIAS, PORQUE ASOMBROSA Y MARAVILLOSAMENTE HE SIDO HECHO.
¿Alguna vez has sentido la tentación de burlarte de los maravillosos cuerpos que Dios ha creado? A lo mejor has hecho bromas inapropiadas o has mirado fotografías o vídeos irrespetuosos. Quizá incluso te hayas burlado de alguien por la apariencia de su cuerpo. Pídele a Jesús que te perdone por las veces en que no trataste con respeto a las personas que Él ama o a sus cuerpos. Recuerda que nuestros cuerpos tienen el propósito de recordarnos del admirable amor de Dios.
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