Zapatos para impresionar
Tristán sonrió mientras tomaba un zapato del mostrador de la tienda.
—¡Estos son los que quiero, mamá! Todos los chicos tienen zapatos así. Las suelas especiales reducen el impacto del piso del gimnasio —el niño imaginó lo que dirían sus amigos si llegaba al entrenamiento usando esos zapatos. Miró a su madre con esperanzas, pero ella ni siquiera se movió.
—¿Qué te parecen estos? —mamá le mostró un zapato parecido al que Tristán tenía en la mano.
El niño hizo una mueca y negó con la cabeza.
—Nadie compra esa marca.
—Hijo, quiero comprarte unos zapatos que te gusten, pero no voy a pagar mucho dinero solo para que puedas tener una marca en particular.
—¡Pero no quiero otros zapatos!
—Entonces puedes quedarte con los viejos —declaró su madre, y salió rápidamente de la tienda.
—¿Quién estaba en la puerta? —preguntó mamá unas horas más tarde, mientras cocinaba la cena.
—Era Pepe —contestó Tristán con mala cara—. Solo vino a presumir su nueva patineta. Tenía una que compró hace pocos meses, pero ahora ya tiene otra. Acaba de comprarla para impresionar a los chicos.
Su madre se veía sorprendida.
—Entonces, ¿está mal comprar cosas solo para impresionar a los demás?
Confundido, Tristán meneó su cabeza.
—Por supuesto que está mal.
—Pero ¿no querías hacer lo mismo hoy con esos zapatos? —le preguntó mamá—. ¿No querías comprar esa marca solo para impresionar a los otros niños?
Tristán bajó la mirada.
—Bueno… tal vez.
Su madre suspiró.
—Entiendo lo que se siente cuando queremos cosas de moda, hijo, pero cuando las queremos solo para impresionar a los demás, debemos recordar de dónde viene nuestro valor. Las opiniones que la gente tenga de nosotros pueden cambiar de un día para el otro, son pasajeras, igual que las cosas que poseemos, porque con el tiempo se desgastan o se pierden o se rompen. Pero la opinión que Dios tiene de nosotros nunca cambia. Nuestro valor proviene del amor que Él nos ha mostrado al enviar a Jesús para salvarnos del pecado —mamá puso su mano en el hombro de su hijo—. En lugar de tratar de impresionar a la gente con lo que tienes, deja que te conozcan por la forma en que los tratas y les demuestras el amor de Dios. Deberían conocerte por tu corazón, no por tus zapatos.
CYNTHIA Y. POWELL
NO TRATES DE IMPRESIONAR A OTROS CON LAS COSAS
VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 2:3
NO HAGAN NADA POR EGOÍSMO O POR VANAGLORIA, SINO QUE CON ACTITUD HUMILDE CADA UNO DE USTEDES CONSIDERE AL OTRO COMO MÁS IMPORTANTE QUE A SÍ MISMO.
¿Quieres usar ropa de marcas conocidas y tener las cosas que tienen todos los demás? Es bueno que te quieras vestir bien, pero ese no debería ser tu enfoque en tus interacciones con los demás. Las cosas populares vienen y van, al igual que lo de las demás personas piensen de ti por tenerlas, pero la forma en que tratas a los demás se quedará en sus mentes por mucho tiempo. En lugar de presumir las cosas materiales que tengas, demuéstrales a las personas el amor que tienes en Jesús.
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